Por ANDREW SELIGMAN,
CHICAGO
Agencia AP
Joe Maddon posó para una selfie con su esposa; Jon Lester roció el champán, acompañado por su hijo pequeño y el roquero Eddie Vedder, de la banda Pearl Jam, celebró en el montículo.
Para los Cachorros de Chicago y sus fieles seguidores, éste era un festejo largamente pospuesto.
Kyle Schwaber, Anthony Rizzo y el boricua Javier Báez dispararon sendos jonrones y los Cachorros resolvieron a su favor una serie de postemporada en el Wrigley Field, algo que jamás habían conseguido en su larga historia, al doblegar el martes 6-4 a los Cardenales de San Luis.
Chicago ganó la serie divisional de la Liga Nacional en cuatro juegos. Sólo una vez desde 1908, cuando conquistaron por última vez la Serie Mundial, los Cachorros habían ganado una serie de playoffs. Jamás lo habían hecho en este parque construido hace un siglo.
«Es como béisbol de fantasía, ¿no?», preguntó el presidente del club Tom Ricketts, incrédulo y bañado en champán.
Era realidad. Ante una multitud delirante que no dejó de agitar toallas, Chicago logró algo que añoraban distintas generaciones de fanáticos.
«Apenas puedo imaginar cómo será el paso siguiente», dijo Lester, el zurdo que ganó dos veces el Clásico de Otoño con Boston. «Y luego el siguiente».
El cerrador venezolano Héctor Rondón ponchó a Stephen Piscotty con un lanzamiento que pegó en el suelo. El receptor venezolano Miguel Montero tomó la pelota y tocó a Piscotty para que concluyera el encuentro.
Los peloteros de Chicago salieron de la cueva para dar rienda suelta a la celebración.
«Lo merecen», dijo Rizzo en medio de la fiesta. «Ojalá que esto sea sólo una prueba de lo que está por venir».
El equipo dirigido por el manager Joe Maddon, que avanzó a los playoffs con el boleto de comodín, se medirá al ganador de la serie entre los Dodgers de Los Ángeles y los Mets de Nueva York.
Los Mets tenían una ventaja de 2-1 y disputaban el martes el cuarto duelo.
La última vez que los Cachorros llegaron a la Serie de Campeonato fue en 2003, cuando cayeron en siete juegos ante los Marlins. Chicago perdió esos dos últimos encuentros en casa, incluido uno muy recordado por la intervención de un espectador que frustró un out crucial por parte de Moisés Alou.
Chicago debutó en el Wrigley Field en 1916, ocho años después de que se coronó por última vez en el Clásico de Otoño.
Ningún equipo lució mejor que los Cachorros en la recta final. Terminó tercero en las mayores, con 97 triunfos, luego de cinco campañas perdedoras en forma consecutiva.
Los Cachorros eliminaron ya a los dos rivales que terminaron arriba de ellos en la División Central. Superaron a Pittsburgh en el duelo de comodines y dieron cuenta de los Cardenales, el mejor equipo de la campaña regular, con un total de 100 victorias.