Los 48 Cantones han dado una muestra de madurez, resiliencia y persistencia. El movimiento social que han conformado requiere el apoyo de todos. Ya los pueblos alrededor y en la misma ciudad de Guatemala se han manifestado. Sin duda que el Paro Nacional fue un parteaguas que mostró nuestra indignación con la usurpación que ha hecho el Ejecutivo y el Judicial en el proceso electoral, el cual ha sido usurpado por solicitud de Alejandro Giammattei a través de su pareja sentimental el otrora jefe del Centro de Gobierno, Miguel Martínez. Ellos sirven con esmero al Pacto de Corruptos, son los empleados de confianza para sostener un gobierno antidemocrático que se ha consolidado para robar, manipular y utilizar el poder de forma egoísta y psicótica.
La defensa de la democracia requiere que no sean solamente los 48 Cantones, sino que todos nos integremos en un movimiento de recuperación de la democracia. Para eso debemos enfocarnos en lo que nos une y resolver, aceptar o corregir aquello que nos desune. Un resultado importante del movimiento de octubre del 2023, a diferencia del de octubre de 1944, es que realmente hemos avanzado con las separaciones estructurales que fueron inventadas en la Colonia, tales como la de indio-ladino y las que emergieron como parte del proceso de conquista y luego captura del Estado, entre ellas urbano-rural, izquierda-derecha, hasta el actual producto de las redes sociales chairo-facho. Ninguna de estas dicotomías es cierta y solamente son elementos discursivos para separarnos, para construir desunión.
Lo que nos une es lo que queremos en común todos y todas las guatemaltecas y eso es un gobierno que permita el desarrollo real de las personas y no solamente el enriquecimiento ilícito de pocos. Lo que nos une es este deseo que tenemos todos de que haya trabajo digno y no se tenga que emigrar a los Estados Unidos para separar a nuestras familias. Lo que nos une es la urgencia de que haya comida para todos y salgamos de esta desnutrición que nos caracteriza. Lo que nos une es salir de este subdesarrollo en la educación, la ciencia y la tecnología que nos tienen en el último lugar en inversión científica en América Latina. Lo que nos une es que podamos afrontar mejor el Cambio Climático y no que en cada lluvia fuerte se abran agujeros en nuestras carreteras, se derrumbe la obra hecha mal por corrupción.
Hay tanto que nos une que cuando observo el discurso oficial, la infiltración de las redes que se enfocan en lo que no nos es común, lo que nos desune entiendo el sistema de manipulación que quiere seguir en el poder. No puede ser que el 99% de las fuentes de agua estén contaminadas con heces fecales porque hemos convertido nuestros ríos y fuentes en desagües, eso hay que resolverlo de urgencia porque queremos como país agua, agua limpia para tomar, agua para cultivar, agua para vivir dignamente. Pero eso no será posible si la corrupción sigue evitando que se enfrente el problema de tratamiento de agua porque se roban el dinero de inversión para plantas eficientes de tratamiento y distribución de agua a zonas urbanas y rurales.
La corrupción no permite que invirtamos en ciencia ni en tecnología porque el dinero para estas inversiones se queda en el bolsillo de políticos inescrupulosos o ausentes, que sólo llegan al poder para exprimir al Pueblo hasta sacarle el último centavo para corrupción. La corrupción no permite tener una universidad pública que produzca ciencia, tecnología que nos apoye a resolver los problemas nacionales que deberían ser agenda de investigación de estos centros académicos. Por eso debemos enfocarnos en lo que nos une. Nos urge salir del discurso que confronta solamente con el objetivo de dejar en manos de unos pocos, los politiqueros, la cosa pública.
Nos urge replantear nuestra organización de tal forma que responda a las grandes aspiraciones de todos y no de un grupito que utilizando su poder momentáneo ha encontrado en el manipuleo de la ley y en la usurpación del sistema electoral la forma de continuar robando. Ya hemos dado muestras de rechazo, ahora debemos muestra de unión, de reconstrucción, de búsqueda de alternativas. En principio, debemos defender con las uñas y dientes los resultados de la elección presidencial del pasado 20 de agosto y no dejar que el Ministerio Público logre engañarnos con esa trillada narrativa falsa de que hubo fraude, porque no hubo fraude. Si deseamos vivir en libertad debemos luchar por esa libertad. Si deseamos vivir en democracia, debemos luchar por esa democracia.
Los 48 Cantones han dado una muestra de madurez, resiliencia y persistencia. Han sido maduros porque a pesar del abuso permanente al que han sido sometidos por siglos insisten en ver a la democracia como una alternativa. Han sido resilientes porque mantienen una estructura flexible capaz de aguantar los embates de un Estado que no responde a los intereses de la mayoría. Han tenido persistencia. Esas cualidades debemos extenderlas a la sociedad, toda. Debemos tener la madurez para no entrar en debates que desunen. Debemos identificar qué tenemos en común, entender que la intersección de nuestros intereses no es vacía, sino que está repleta de sueños, de esperanzas que ya no pueden migrar a Estados Unidos, que deben realizarse aquí en Guatemala. O es ahora o no será nunca Guatemala.