Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Uno de los mayores “logros” de los que siempre se jacta el presidente Alejandro Giammattei, es de lo “bien” que va la economía de Guatemala.  En realidad, debería vanagloriarse de lo bien que él y sus allegados creen que va la economía del país.  Algún distraído columnista, arquitecto de profesión y que dice saber de economía, opina igual.

Los guatemaltecos opinamos de forma muy diferente.  En la reciente encuesta de evaluación de la gestión presidencial que hiciera CID Gallup para la fundación Libertad y Desarrollo, un 62% (casi dos terceras partes) de los entrevistados opinan que la gestión del presidente ha sido mala o muy mala.  Adicional, un 70% (casi tres cuartas partes) de los encuestados perciben que este gobierno ha sido corrupto.  Y, oh ironía, el principal problema para los entrevistados es la falta de empleo, seguido de la corrupción y del alto costo de la vida (muy ligado también a la pésima gestión económica de este presidente).  

La realidad es muy sencilla y no debiera sorprendernos.  La economía creció en 8% en 2021 y en 4% en 2022 (manoseo de la fuente de información aparte) debido, en primer lugar, al imponente incremento en las remesas en ambos años, con lo que aumentó el consumo interno, y en segundo lugar, al incremento de los precios de las principales materias primas (commodities) a nivel mundial, lo que generó un incremento importante en las exportaciones de bienes guatemaltecos.   Es importante resaltar que de lo que aumentaron las exportaciones, aproximadamente un 56% en 2021 y un 62% en 2022, se debió a alzas en los precios de venta de los bienes exportados, no tanto en la cantidad producida de esos mismos bienes.

Sólo el incremento en remesas representa un 55% del incremento del PIB en 2021 y un 50% en 2022.  Si se añade el incremento de las exportaciones de bienes relacionados a materias primas que tuvieron alzas en sus precios, que representa un 20% del incremento del PIB para cada año, 2021 y 2022, resulta que el 75% del incremento del PIB en 2021 y el 70% del incremento del PIB en 2022 se explican por incrementos en las remesas y en exportaciones de productos cuyos precios tuvieron alzas significativas en el mercado internacional (cosa que el despistado arquitecto no indica en sus columnas, quien sabe si por ignorancia, mala intención o por otros incentivos).

El presidente también ha alardeado sobre la “estabilidad” macroeconómica y de nuestra moneda, así como del “incremento” en la inversión extranjera directa (IED), llegando a cifras “récord”.  En realidad, la estabilidad de nuestra moneda, que incide enormemente en la estabilidad macroeconómica del país, se debe también al flujo cada vez mayor de remesas, el cual equipara, y muchas veces supera, la oferta de dólares con su demanda, manteniendo el tipo de cambio relativamente “estable”.   La IED se ha mantenido estable entre 1,000 y 1,300 millones de dólares anuales en los últimos lustros, con excepción del año 2021, que llegó a 3,461 millones de dólares, principalmente por la adquisición de un paquete accionario del socio local de una empresa de telefonía, estimado en 2,000 millones de dólares.  Restando este flujo extraordinario, la inversión de 2021 se mantiene dentro del promedio indicado.

Si uno concatena todos los puntos detallados con anterioridad con los resultados de la encuesta de la fundación Libertad y Desarrollo, se concluye con claridad que la gestión económica del presidente Giammattei ha sido muy deficiente, y la gente lo sabe.  Factores externos como las remesas familiares y las alzas en los precios de las materias primas, disimularon una gestión económica más que mediocre de este gobierno.  Los resultados de la encuesta de marras simplemente lo confirman.

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