Hace 78 años, tras la renuncia de Jorge Ubico, Guatemala empezó a construir su democracia con acciones populares que dieron lugar al movimiento del 20 de Octubre que puso fin a la dictadura encarnada en Ponce Vaides. Por estas fechas, en el inicio de la primavera democrática, José Orozco Posadas dijo en una reunión que el hombre del futuro era el pedagogo Juan José Arévalo, que vivía en Argentina. Muy poca gente lo conocía y sabía de su trayectoria, pero por algo tan inexplicable como lo que pasó el 25 de junio con la elección, su nombre prendió para el Candidato Blanco y el Huracán, como él mismo dijo en una de sus obras.
No creo que el doctor Arévalo, a quien no solo tuve el honor de conocer, sino de admirar y con quien platicamos bastante, se hubiera imaginado que casi ocho décadas después, su hijo Bernardo estaría encabezando otro Huracán como aquel que lo llevó a él a la Presidencia en 1945, iniciando el período de transformación democrática más importante y serio en la historia del país y que sigue, a la fecha, sin parangón alguno. Juan José Arévalo Bermejo, quien se calificaba como un Socialista Espiritual, supo actuar en ese momento especial de la historia cuando los ciudadanos, hartos de la dictadura y sus abusos, dispusieron que era tiempo de cambio.
Ahora la ciudadanía quedó con la boca abierta, en general, cuando alguien que no figuraba en las encuestas y que había sido relativamente ignorado por el sistema porque no le vieron posibilidades, se convirtió en este nuevo Huracán que ha sacudido hasta sus cimientos al sistema político de corrupción, cooptación e impunidad. Y, como con Arévalo, las fuerzas más tenebrosas se están uniendo para impedir que se pueda producir una nueva primavera democrática en el país que ponga en riesgo sus muy fuertes intereses.
Juan José Arévalo, en su presidencia, enfrentó infinidad de intentos de golpes de Estado, situación que se le empieza a presentar a Bernardo, su hijo, desde antes de asumir el poder porque es indudable que se ha maniobrado y se sigue maniobrando para impedir que este nuevo Huracán, que parece igualmente imparable, siga prosperando y se convierta en el inicio de una etapa de transformación que ponga fin a la captura de todas las instituciones del Estado.
Por supuesto que nuevamente el fantasma de los fanatismos ideológicos aparece, como entonces, y se inventan teorías para explotar la tendencia que tenemos los humanos a esa polarización en la que no se distingue la realidad de la falsedad. No faltan los que quieren sembrar la división inventando falsedades o manipulando hechos para destruir al que ven como su adversario. La verdad simple y sencilla es que el nuevo Huracán es resultado de la combinación de una serie de factores, que podríamos llamar climáticos, que crearon la combinación perfecta para la formación de este fenómeno tropical que tiene a tantos con la camisa levantada.
Recordando con mucho cariño y admiración, como siempre la tuve por él, al doctor Juan José Arévalo veo en la nueva realidad nacional el inicio de un cambio como el que él produjo. Ojalá nunca me sienta defraudado.