La policía de Honduras detuvo el lunes a una persona vinculada con una masacre perpetrada en el municipio de Choloma, en el norte del país centroamericano, que dejó 13 muertos.
“Tenemos una serie de indicios que estamos procesando y cotejando, producto de eso hemos capturado a una persona requerida para efectos de investigación”, dijo a The Associated Press el director nacional de Prevención de Seguridad Comunitaria de la policía, comisionado Miguel Pérez Suazo.
Agregó que hay testimonios y videos que vinculan con el ataque a varias personas que están siendo buscadas.
Por su parte, el ministro de Seguridad, Gustavo Sánchez, manifestó a medios locales que el sospechoso detenido tendría una participación en calidad de autor material en la masacre y que se le confiscó un arma de fuego.
Respecto del móvil de la matanza, Pérez Suazo declaró que podría ser producto de una venganza por la reciente muerte de 46 presas en la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS) localizada en la localidad de Támara.
“Nosotros no descartamos que producto de lo que sucedió en la cárcel femenina de Támara se pudieran estar derivando ese tipo de muertes”, enfatizó.
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La Policía Nacional ofreció una recompensa de 800.000 lempiras (más de 32.500 dólares) para quienes den información sobre los autores de la masacre ocurrida la noche del sábado cuando sujetos armados irrumpieron en un billar de Choloma, en el departamento de Cortés, y dispararon a quemarropa a los clientes, tras lo cual huyeron.
El sector donde se produjo la matanza es un territorio controlado por la pandilla Barrio 18, la estructura criminal que ejecutó el motín en la penitenciaría femenina.
Desde que el municipio de Choloma estuvo bajo toque de queda desde las 21 del domingo hasta la madrugada de este lunes permaneció vacío y silencioso y resguardado por efectivos de la policía.
“Estamos realizando estrategias policiales junto a las Fuerzas Armadas y más de mil efectivos se volcaron a las calles en los municipios de Choloma y San Pedro Sula para darle a la población la seguridad que requiere”, apuntó el ministro.
La masacre en la cárcel femenina de Támara, situada a 32 kilómetros al norte de Tegucigalpa, se produjo el martes de l semana pasada. De las 46 reclusas muertas, 23 fueron calcinadas y el resto recibió disparos de armas de fuego y ataques de armas blancas.
El motín fue provocado por reclusas pertenecientes a Barrio 18 que atacaron a otro grupo de mujeres, entre las que había rivales de otra estructura criminal.
Tras el brutal ataque la presidenta Xiomara Castro pasó el control de todos los centros penales a la Policía Militar del Orden Público, una unidad élite de las Fuerzas Armadas.
La mañana de este lunes ese comando militar intervino varias cárceles del país, entre ellas la Penitenciaría Nacional de Hombres en Támara, donde se decomisaron varias granadas de fragmentación.
“Es una operación para tomar el control, la gobernabilidad de los centros penales que se había perdido”, declaró a AP el portavoz de la Policía Militar, capitán José Coello.
Los operativos se realizan en tres cárceles del país, en la PNFAS y la Penitenciaría Nacional de Hombres, ambas en Támara, y en la cárcel conocida como “La Tolva” del municipio de Morocelí, en el departamento de El Paraíso.