Torres y Arévalo
Sandra Torres y Bernardo Arévalo, candidatos presidenciables que pasarían a segunda vuelta. Foto: Archivo / La Hora.

Contra todos los pronósticos realizados a partir de las diferentes encuestas, Sandra Torres tendrá a Bernardo Arévalo como su rival en la tercera oportunidad que se le presenta para disputar la presidencia en segunda vuelta electoral, luego de un resultado sorpresivo porque refleja, junto con el voto nulo, la expresión de una multitud silenciosa en repudio al sistema. Otra muestra de ello es el estruendoso fracaso del partido de los Morales, FCN- Nación, al punto de que ni siquiera el expresidente logró asegurar su inmunidad con una diputación.

Obviamente, la mayor derrota la sufrieron todas las encuestas que se realizaron porque ninguna logró detectar el verdadero sentir de los electores a nivel nacional y muchos de los que figuraron como punteros quedaron relegados a posiciones muy inferiores a las que se suponía podrían tener. Se confirma la existencia de un voto duro a favor de Sandra Torres y la UNE, que le permite volver a presentarse a una segunda vuelta con la esperanza de que, esta vez, pueda recibir el apoyo de todos los actores del sistema que hubieran estado más cómodos si los resultados se dan de acuerdo a las previsiones de las encuestas.

Durante mucho tiempo se generó la percepción de que la ciudadanía guatemalteca era indiferente ante el constante y severo avance de una corrupción que se ocupó de asegurar impunidad para todos sus actores y que aun teniendo como líder a un presidente impopular, logró movilizar mediante acarreos y compra de votos una importante cantidad de alcaldías y diputaciones. El resultado electoral de ayer, sin embargo, demuestra la existencia de una mayoría silenciosa que no fue detectada por ninguna de las muchas encuestas (realizadas tanto de buena como de mala fe) para generar una sorpresa con el resultado inesperado.

Lejos de la futilidad de la campaña para la primera vuelta, ahora corresponde a los candidatos exponer con seriedad y compromiso sus planes de gobierno para que el ciudadano pueda elegir el rumbo que le quiere dar al país, abordando los principales temas de la problemática nacional con profundidad para generar un auténtico mandato en el que el pueblo, con su voto, escoja a quien le ofrece una mejor visión de futuro.

Vienen nuevas alianzas y se abre también el espacio para nuevos pactos, tanto en busca de conservar el sistema actual como para desmontarlo, generando un modelo distinto. Lo que es obvio es el comportamiento ciudadano que demostró su rechazo a muchas caras visibles de los viejos pactos que permitieron la absoluta cooptación de toda la institucionalidad y la destrucción del Estado de Derecho.

 

 

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