Ahora el COVID parece ser el menor de los males, la inactividad física, la mala alimentación y el sedentarismo de manera generalizada son los nuevos enemigos contra los que los humanos debemos luchar, día a día, sin trampas, sin permisos y sin claudicar.
Los encargados de monitorear la pandemia del COVID-19 continúan trabajando en todo el mundo. Si bien los casos han bajado y las muertes descendidas a muy bajos números, no quiere decir que haya desaparecido. Ya en 32 países, incluyendo Estados Unidos, se habla desde abril de la nueva variante Arcturus, de rápida propagación.
Sin embargo los primeros estudios demuestran que los nuevos casos generados por esta variante dependen de la inmunidad de su población, también de la última cepa que causó las infecciones recientes.
La OMS explica que esta variante se propaga más rápido que las anteriores y escapa a la inmunidad; sin embargo, aunque no causa síntomas graves, se propaga entre los niños.
Los malestares reportados son: dolor de garganta, escurrimiento nasal, estornudos, tos, dolor de cabeza, fatiga, dolores musculares, pérdida del olfato y conjuntivitis. Contra lo cual, la vacunación sigue siendo la barrera más eficaz, además del uso de cubrebocas, evitar aglomeraciones y lavado constante de manos o limpieza con alcohol gel.
Pese a ello, son las enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares, el cáncer y la diabetes, las que causan más del 70% de muertes en todo el mundo. Porque tenemos la amenaza delante, pero dejamos para mañana combatirla, hoy voy a disfrutar de mi gaseosa, pizza, y pastel.
Y como decían las abuelas están oyendo la tempestad, pero no se persignan y la ropa me queda un poco más apretada, pero quizás se encogió. La obesidad, así como el COVID-19 afecta a todos el mundo.
Ubicando a los diez países con las tasas de obesidad más altas a nivel mundial en pequeñas islas en el Pacífico, donde más del 45% de los adultos viven con obesidad. Las malas condiciones de salud mental también son comunes en los pequeños estados insulares, sumándole a esto la crisis climática y el efecto invernadero de las emisiones de gases de los países vecinos.
La Declaración de Bridgetown, Barbados, en 2022, la Organización de Estados Americanos, reconoció la necesidad de cooperación, de estrategias coordinadas y planes de acción integrados para combatir amenazas de seguridad nueva y no tradicionales, de naturaleza política, económica y de salud, como en este caso y se convierte en un llamado colectivo a todos los países para que apoyen a los pequeños estados insulares para abordar el impacto de las enfermedades no transmisibles y la salud mental. Encontrando que uno de los principales factores de riesgo es la mala nutrición, especialmente en las primeras etapas de la vida.
Las madres han dejado de amamantar a sus bebés, la leche de fórmula es proporcionada a todos los pequeños y esto aumenta el riesgo de obesidad infantil, muerte súbita e inexplicable del lactante, leucemia. Diabetes y cánceres maternos. La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida y la continuación de la lactancia materna durante dos años o más.
En 1981 los Estados Miembros de la OMS adoptaron el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna. Que ayuda a proteger la salud, la nutrición y el desarrollo en los primeros años de vida para que los padres y cuidadores reciban un asesoramiento médico sensato que no esté contaminado por intereses comerciales.
Y si a esto agregamos la comida rápida, la grasosita, la masita rellena de dulce, las gaseosas, usamos elevadores, y pasamos mucho tiempo sentados en el trabajo y en la casa frente a la televisión. Pues los resultados de obesidad, síndrome metabólico, diabetes, y enfermedades cardíacas pronto se verán a menos que hoy tomemos una decisión clara consiente y correcta en un cambio de hábitos de alimentación y vida.
