¡Qué me importa! Gritarán algunos incrédulos de siempre. ¡A mí que me importa! Gritarán los individualistas y defensores del status quo. Pero lo real e importante es que la pérdida de un medio de comunicación, es la muerte segura de la democracia en cualquier sociedad, nos guste o no. Aún si consideramos que no nos incumbe, el cierre definitivo de elPeriódico es producto del sistema dictatorial en el cual vivimos. Sí, dictatorial. Porque las dictaduras se caracterizan por castigar la libre expresión de opiniones y la fiscalización del gobierno.
En sus 25 años de existencia, elPeriódico abrió sus puertas a la diversidad de opiniones y posturas llevando información actualizada y relevante a sus lectores para que formaran su propio criterio. Compartió, con otros esfuerzos periodísticos, grandes reportajes de investigación que ilustraron formas de abuso de poder y autoritarismo en una Guatemala que se encontraba en pleno periodo del postconflicto. Incorporó entre sus páginas voces de analistas tan variados como la diversidad en el país: columnistas mujeres, indígenas, jóvenes, mestizos, extranjeros, de derecha, personas defensoras de derechos humanos.
Como no todo en la vida es política y debate, este medio de comunicación también difundió información sobre artistas. Nos convocó a conciertos, exposiciones, el cine y teatro donde nuestra humanidad se recreó. Presentó innovaciones académicas, científicas, tecnológicas sugiriendo la importancia de que la humanidad dedique sus capacidades a los avances que podrían mejorar la calidad de vida. Seguramente muchos buscaron en sus páginas los resultados de las contiendas deportivas del día. En los tan anhelados periodos de descanso nos regaló el acordeón con lecturas para la recreación; y para los días no tan descansados una sección de varias páginas dedicadas al análisis económico.
Fundado en el mismo año en que se firmó la paz en el país, documentó los esfuerzos por superar las causas y las consecuencias del conflicto armado interno en el país. Parece un mal chiste de la vida, que siempre nos da lecciones, que este medio de comunicación esté cerrando en un momento en que el país retorna a la oscuridad del conflicto armado interno.
Más que mal chiste, es un síntoma, del impacto de la corrupción como ética de gobierno y autoritarismo como método de gobernanza.
Evidentemente sus reportajes críticos al gobierno, las denuncias a la corrupción causaron incomodidad, ira incluso. Los asesinatos en Pavón, las maletas llenas de dinero en la Antigua, el irresponsable negocio de las vacunas o la alfombra rusa ocuparon páginas de elPeriódico provocando cuestionamientos e inconformidad ciudadana.
¿Esperanza? Pues claro, si estás acá leyendo, estás debatiendo internamente sobre tu postura frente a esta columna, hay esperanza. De 1960 a 1986 fueron 26 años de conflicto armado interno, de 1986 a 2022 fueron 36 años de construcción de la democracia y consolidación de la paz. ¿Qué vas a elegir para los próximos 46? Puedes elegir entre la dictadura, prepotencia, corrupción, narcotráfico, impunidad o algo diferente que podría representar dignidad.