Angela Eunice Sacalxot
Angela Eunice Sacalxot (Quetzaltenango, Guatemala, 1993). Escritora. Ha publicado los libros de poesía Noche en mi ventana (Editorial POE, 2018) y Madre miedo (Sión Editorial, 2022). Parte de su obra poética se encuentra en distintas antologías, revistas electrónicas, fanzine y algunos espacios de difusión literaria en internet. Primer lugar en el concurso literario Letropias de Lucano Coffee and Books (2018), segundo lugar del certamen de poesía Matasanos Practicantes del Centro Universitario de Occidente (2015), finalista en el primer certamen literario internacional Lone Star de Poetas Houston (2020). Ha participado en distintos festivales y lecturas poéticas. |
Será el indicio de generaciones
longitud de células
dispuestas a oscuras
y hábil en la caída
como cada una.
Me llamará su sangre
aprenderé a criar como se debe
como lo dicen
instrucciones vertebrales
para no desmoronarse.
Irá conmigo a todas partes
notarán su pequeñez
en mis manos espirales
¿lo ves, amor?
Tan nuestro
pero demasiado mío.
Nosotras aquí estamos
(de Madre miedo)
La historia de un nacimiento
Ⅰ
Fiel ofrenda a la luna correcta
y que no pase más tiempo
porque la espera ha sido larga
se vuelve tan pesado lo incierto
con la forma de la vida
en un espacio tan estrecho.
Y así aparece la sangre
cuentagotas de dolor
exacto asidero del miedo.
(de Madre miedo)
Madre serena
Mi lengua flota en el oasis
agua fría es la médula ósea
higueras se forman en mis piernas
duermo entre palmeras
al fin retroceden las dunas ardientes
que me rodean.
De lejos
me mira aturdida y la llamo:
ven madre miedo
contempla la calma
sumérgete diminuta
no se escucha el grito acuático.
(de Madre miedo)
Noche de pesadillas e incendios
Esta onírica hora encadena mis manos
la niebla se arrastra a mis ojos
y el esqueleto de los sueños se acomoda
a mi lado.
Me habla de bosques muertos
que ante mí se extienden
y tras de mí ya arden.
Un cielo misericordioso suelta líquido espeso
inunda cada rama
cada espina de este forestal asedio
pero eso no sirve.
Solo queda huir de las bestias de humo
que mordisquean el cuerpo
nada más que gritar y escupir balbuceos.
Ojalá alguien del otro lado me escuche
y me devuelva intacta
a la vigilia.
Cabaña bajo el mar
Alcanzar la profundidad
con las manos llenas
de hermosas piedras.
Me sumerjo al filo de cardúmenes
y corales.
Me uno a la aparente calma
de aletas y escamas
ninguno se acerca
ni los dientes filosos acechan
¿a qué saben los fantasmas debajo del agua?
El camino de los naufragios
es andar a tientas al descanso.
Agua salada en las venas
aquí no brillan las estrellas.
Cada vez más en lo profundo
se derrama la oscuridad
entonces me reciben
los bioluminiscentes me atrapan
acaba el viaje
está lista la cabaña bajo el mar
y estoy en casa.
Vampírica
Mi cuerpo acurruca un secreto
que se desliza en mí piel fría
y lo exhalo en las noches
fatídicas.
Este secreto se rompe
cerca de tu febril mejilla
cuando el deseo se mezcla
la respiración es lenta.
El secreto se funde entre mis dientes
captura tu estremecimiento
de bella durmiente
gota tras gota
hasta que la luz del día
nos descubra.
Decoración
Paredes despellejadas
muebles sangrantes
que tiemblan.
Habitaciones frías
llenas de gruñidos y rostros
arrastrándose en el polvo.
Voces llamando
desde un balcón vacío
risas que ahogaron los gritos.
Podría avanzar
la salida está cerca
pero cada paso
es el eco
de una sombra a cuestas.
¡Shhh! Las estatuas
se quedan quietas
dóciles
silenciosas.
Abandoné mi cuerpo
porque me crecieron ramas
para sostener un nido.
Cada estación del año se encendió
entre las hojas, reverdeciendo
con mil retoños.
Mi cuerpo se hizo bosque y alimento
en el profundo vibrar
el rumor del nido.
Y en la eclosión de la vida
una avecilla vuela
alejándose del incendio que deja atrás
que devora los pinos, los robles,
el olmo vacío.
Ya no brotó mi cuerpo.
Selección de textos Roberto Cifuentes Escobar