Sentados en cómodos sillones en una habitación con poca luz donde huele a lavanda y pino, los hombres respiran hondo, cierran los ojos y escuchan música de meditación. Pero esto no es un spa. Son soldados ucranianos uniformados tomándose un descanso en este centro de rehabilitación en la región de Járkiv, para restaurar sus cuerpos y mentes antes de volver al frente.
En la incesante guerra de 10 meses, un comandante local ha decidido transformar un sanatorio de la era soviética en un centro de recuperación para que los soldados reciban tratamiento para sus enfermedades mentales y físicas. «Esta rehabilitación ayuda a los soldados, al menos durante una semana, a recuperarse», explica Oleksander Vasylkovskyi, teniente coronel de las Fuerzas Armadas de Ucrania.
Vasylkovskyi recuerda cómo los soldados sufrieron en silencio después de regresar a casa tras combatir contra Rusia en la región ucraniana del Donbás en 2014. Las tasas de suicidio entre los veteranos de guerra aumentaron en los años posteriores, con muchos casos de trastorno de estrés postraumático sin ser atendidos. Vasylkovskyi espera que un centro como este pueda crear conciencia sobre la necesidad de atención a la salud mental y prevenir suicidios.
Aquí, a los soldados se les ofrece una variedad de tratamientos: Terapia acuática en una piscina caliente para curar dolores musculares; terapia de luz roja para el corazón y mejorar la circulación sanguínea, una sala de sal para mejorar la respiración; y para quienes sufren pesadillas, la electroterapia del sueño: una electroterapia de baja frecuencia de la era soviética que, se dice, relaja el sistema nervioso e induce el sueño.
También está disponible atención psicológica, no sólo para los soldados, sino también para sus familias que lidian con los traumas de la guerra. Los militares se someten además a controles médicos, explica Vasylkovskyi. «Es lo más importante, porque una persona desarrolla varias enfermedades por el estrés de combatir», agrega. Además de las cicatrices psicológicas de la guerra, los soldados se atienden aquí por meningitis, contusiones, amputaciones, inflamaciones pulmonares y nerviosas, trastornos del sueño, enfermedades cutáneas y cardiovasculares, entre otras.
«Si alguien padece un trauma y no puede caminar, mi departamento lo pondrá de nuevo de pie», sostiene Artem, un fisioterapeuta que trabaja en el centro y que no puede revelar su apellido por razones de seguridad.
Más de 2.000 soldados han recibido tratamiento aquí desde junio, cuando abrió el centro. El lugar recibe apoyo de socios internacionales en Letonia, Lituania, Rumania, Polonia, Estados Unidos y España. El costo de un día de rehabilitación para un soldado es de alrededor de 20 euros, de acuerdo con Vasylkovskyi, pero se requieren más fondos, añade, «porque (la guerra) no ha terminado».