Los cánticos de "TÚN-ez, TÚN-ez, TÚN-ez" retumbarán en todo el estadio Al Janoub cuando Túnez, que disfruta de un apoyo abrumador como si jugase en su país, se enfrente a Australia. Foto La Hora: Ap.

Los cánticos de «TÚN-ez, TÚN-ez, TÚN-ez» retumbarán en todo el estadio Al Janoub cuando Túnez, que disfruta de un apoyo abrumador como si jugase en su país, se enfrente a Australia el sábado en su segundo partido en el Mundial.

Túnez, una de las cuatro selecciones árabes que participan en la primera Copa del Mundo en Oriente Medio, tuvo posiblemente la afición más ruidosa de la primera ronda de partidos, cuando empató sin goles contra Dinamarca, semifinalista en la última Euro. Y el apoyo no viene solo de los tunecinos. Aficionados con banderas palestinas han estado siguiendo al equipo, igual que hinchas de Egipto y Argelia.

El autobús de la selección de Túnez fue abordado por hinchas vestidos de rojo a su llegada a Qatar la semana pasada. «Conocemos el valor de nuestros seguidores tunecinos en Doha y de la diáspora tunecina», dijo el seleccionador, Jalel Kadri. «Esto nos da una fuerte inyección de moral».

Ambos equipos tienen expectativas altas luego de que Australia cayó por 4-1 ante Francia, la campeona defensora, en su primer choque. Los cuatro tantos franceses llegaron tras ataques por las bandas, y tres de ellos fueron remates de cabeza. «Encajar tres goles por las bandas es, obviamente, una lección muy clara que debemos aprender», señaló el centrocampista australiano Jackson Irvine. «Evidentemente, tenemos que gestionar mejor los centros».

Francia lidera el grupo con tres puntos, seguida de Túnez y Dinamarca, con uno cada una. Australia, con el casillero a cero, es última. Túnez busca de superar la fase de grupos por primera vez en su sexta aparición mundialista, mientras que Australia solo ha llegado a octavos una vez, en 2016, en cinco participaciones.

«Hay un poco más de presión porque Australia no tiene nada que perder. Es como una final para ellos», afirmó el defensor tunecino Mohamed Dräger. «Tenemos que estar preparados (como el martes). Con el mismo espíritu y la misma concentración podemos conseguir algo».

El espíritu tunecino está encarnado en el combativo mediocentro Aïssa Laïdouni, quien fue elegido el mejor del partido contra Dinamarca en su bautismo en un Mundial. Laïdouni marcó la pauta en el primer minuto, cuando le arrebató la pelota a Christian Eriksen con una entrada agresiva, tras la que se levantó y movió los brazos de forma amenazante, un gesto que encendió aún más a la afición.

 

«Es importante llegar al partido con mucha determinación», dijo Laïdouni. «Esto es un Mundial, no es una competición pequeña… También es importante que mostremos (a los aficionados) que estamos decididos».

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