Alfonso Mata
Yo creo que todos los países del mundo tienen problemas políticos, sociales y económicos. Pero la gran diferencia entre a los que les va bien y a los que no, es que unos no solo los conocen, sino que tratan de resolverlos; primero, generando análisis equilibrados de los problemas, sus impactos, sus opciones y alternativas de solución, que les demuestra que sea el problema que sea, se le debe trazar conexiones amplias de daños ambientales, sociales y económicos, que se ven magnificados por cuestiones como la corrupción, despilfarro, pobreza, la violencia, desigualdades sociales, el comercio internacional, la paz y la seguridad.
Enfrentar el reto de la problemática nacional entonces, significa, antes que nada, acabar con el lastre político ineficiente y corrupto y solo entonces propugnar nuevas ideas y conductas en comunidades, negocios y gobiernos. Significa, como bien lo define el desarrollo sustentable, dirigir un accionar político y social, que cumpla con apuntar a las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de generaciones futuras. Es increíble como la explotación de recursos naturales en nuestro medio compromete el futuro, al enfocarse en satisfacer necesidades y ambiciones de unos pocos, que incluso les importa poco el futuro de su propia progenie.
En otras palabras, el trabajo político y social de muy pocas naciones, va encaminado a cerrar la brecha entre lo que se sabe de un problema, su correcto tratamiento y la acción suficiente. En nuestro país ante nuestras propias narices, lo que está sucediendo es que cada día abrimos más y más, la brecha entre el conocimiento y la acción en el campo que se quiera ver: político, social, ambiental, volviendo cada vez menos sustentable la sociedad guatemalteca en el campo que se quiera ver. Tiramos pisto a diestra y siniestra, en un suministro continuo de expertos, comités y comisiones, para esto y para aquello, sin que ninguna de esas acciones, tenga la influencia sobre el tema que tratan, a pesar que dicen que debaten los problemas hasta el agotamiento, pero siendo el costo de ello, cero acción oportuna.
Deténgase por un momento en la presente lectura y piense: este gobierno está por cumplir tres años en la guayaba; ha formado comités y comisiones hasta para ir al baño y ¿qué ha logrado? todos sus indicadores económicos, sociales y ambientales, estancados o en retroceso y la propagación de nuevas tecnologías de la información y comunicación empleadas, solo le ha servido para magnificar la corrupción y el bandolerismo. Y el parloteo y persecución de los que le están estorbando, sólo ha acelerado el comportamiento de la injusticia a todo nivel y su tolerancia a una anarquía cada vez más rampante, ha conducido a estrategias interminables de malas prácticas políticas, a tal punto que hacer política, se ha trasformado en un ir tras botín.
La investigación, la reflexión y el debate social son necesarios, pero eso significa retirar a los malos. Jamás en la historia de la humanidad, el diálogo con bandoleros y corruptos, ha dado fruto bueno alguno y menos para inspirar cambios dignos.