Katherina Labbé es una niña de 12 años a la que le encanta estudiar y ver el mundo de una forma peculiar gracias al arte. Foto La Hora/Cortesía
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Katherina Labbé es una niña de 12 años a la que le encanta estudiar y ver el mundo de una forma peculiar gracias al arte. Desde muy pequeña se ha interesado e involucrado en esta disciplina por un gusto propio, pese a las dificultades que ha tenido que atravesar, estos no han podido arrebatarle su personalidad y sueños.

Katherina platicó con LH Nosotras sobre su trayectoria artística, el bullying que ha sufrido y sus sueños a futuro.

DECISIÓN PROPIA

Su primer contacto con el mundo del arte fue a los seis meses, modelando pañales, sin embargo, unos años después desde su decisión propia y con apoyo de sus papás comenzó a cantar y actuar siempre que tuviera la oportunidad. En casa de sus abuelos, en días festivos o colegio, el escenario era lo de menos, lo importante era hacerlo.

Su primer contacto con el mundo del arte fue a los seis meses. Foto La Hora/Cortesía

A los siete años consiguió su primer papel en un comercial para la empresa de Tigo, posterior a ello vinieron otros de diversas empresas nacionales, en el teatro del colegio, concursos de canto, modelaje de pasarelas y fotografías, un vídeo musical, son algunos de los que destacan entre sus proyectos.

A pesar de que sus planes artísticos iban en viento en popa, Katherina tuvo que atravesar un proceso muy complejo en el colegio.

BULLYING

Cuando tenía seis años comenzó a recibir bullying por parte del grupo al que consideraba sus amigas en el colegio.

“Fue muy difícil para mí porque mi familia es muy sana, es mi lugar seguro, y nunca había tenido ese espacio en donde no me sintiera segura, y comencé a sentir que era mi culpa”, remarca la pequeña.

El bullying se desencadenaba por lo que hacía referente a sus proyectos artísticos y su personalidad extrovertida. La artista comenta: “Hablando del arte me afectó mucho porque empecé a sentirme mal conmigo misma, en el aspecto de ya no querer hacer ese tipo de cosas porque sentía que era el problema”.

 

Katherina dejó de hablar con sus amigas sobre los proyectos en los que aparecería, comenzó a modificar su personalidad, bajar su tono de voz, de cierta manera estaba apagando su luz.

“En los últimos tres años de pandemia yo pensé que todo iba a estar mejor porque, qué me podían hacer si vamos a estar detrás de una pantalla, no íbamos a tener interacción alguna, pero lograron continuar”, relata.

Katherina no dejó que el bullying influenciara en su vida. Foto La Hora/Cortesía

El bullying se transformó en un cyberbullying por medio de memes hacia su persona, silenciarla en las salas de clases, mensajes, apagar su cámara, entre otros.

Katherina analiza: “Yo sinceramente no quería tener una interacción más, o sea más de lo que ya tenía, quería alejarme lo más posible porque lo peor es que creo que nunca se sintieron mal realmente por lo que hacían”.

EL SOPORTE

A pesar de la situación la joven artista decidió que no dejaría que nadie le quitará aquello que es muy suyo y la ha ayudado a afrontar la situación de bullying: el arte.

Su familia tuvo un papel muy importante en la situación para que no abandonara lo artístico: “Me reconfortaba mi familia, es una de las cosas que mejor me ha hecho sentir en tiempos difíciles, los consejos me ayudan siempre, me ayudan a ser una mejor persona y a pesar de todo no creo que logren quitarme lo extrovertida”.

Su familia tuvo un papel muy importante en la situación para que no abandonara lo artístico. Foto La Hora/Cortesía

La ayuda psicológica también ha sido parte para comenzar a sanar todo el daño que la pequeña ha atravesado por el bullying, algo que tanto ella y su madre resalta como “fundamental”.

En los momentos en donde más se ha sentido sola, en los espacios en donde creía que no tenía nada más, el arte siempre estuvo presente, porque Katherina y arte caminan de la mano, y eso se materializa en su futuro.

 

PROYECTOS Y MÁS PROYECTOS

Con solo 12 años, ya es una profesional hecha y derecha, con un espíritu muy trabajador, con ganas de seguir aprendiendo más, y comerse el mundo.

Las casualidades -no tan casualidades- la llevaron a toparse con la Ópera de Guatemala: Querido Arte, agrupación de la que ahora es parte y participa en diversas presentaciones, pertenece al programa Peques de Dios, está próxima a estrenar el musical en el país de El Rey León, y participar con un papel en una película de uno de los directores más reconocidos directores nacionales de la actualidad.

Sumado a ello se encuentra escribiendo un libro titulado “¿Cómo no ser una chica normal?”, en el que realiza una analogía sobre el bullying para ayudar a otras niñas que atravesaron o atraviesan una situación similar a la de ella.

Con solo 12 años, ya es una profesional hecha y derecha, con un espíritu muy trabajador. Foto La Hora/Cortesía

MANTENER UNA LUZ

A pesar de su corta edad cuenta con una larga lista de proyectos que le han brindado conocimientos de manera profesional y personal. Con las cuales ha aprendido sobre la industria artística, trato hacía las personas, comportamiento en una filmación o rodaje.

 

“Personalmente, me han ayudado mucho a saber que no tengo que apagar mi luz, han sido como algo para sostenerme, y un pilar de todo porque me han ayudado a expresarme, en muchos casos desahogarme y personalmente creo que el arte en sí es algo maravilloso que puede hacer cosas increíbles en una persona y eso es lo que ha hecho en mí”, menciona.

UN PLAN ARMADO DESDE PEQUEÑA

En el futuro Katherina espera graduarse del colegio, estudiar teatro en el país y derecho en el extranjero, tener una familia, un bufete de abogados y poder llegar a ser presidenta del país para cambiar muchas cosas. Entre ellas, no se olvida del arte, y quiere crear una academia de la materia para enseñar a niños y adultos que esté al alcance de todos.

“Quiero cantar ópera, y seguir en el arte todo el tiempo que pueda”, agrega.

DOMINAR JUNTAS EL MUNDO

Como un consejo que brinda a todas las niñas que estén buscando un camino dentro del mundo artístico recomienda que primero se conozcan, preparen, aprendan y estudien mucho. Todos los días se aprende de los maestros, las personas que lo rodean, las obras y los conciertos, “en cada presentación uno deja un poco de sí mismo, pero se lleva mucho más”, detalló.

En cada presentación uno deja un poco de sí mismo, pero se lleva mucho más. Foto La Hora/Cortesía

“Nosotros somos lámparas, tenemos una luz y por eso tenemos que estar encima de una mesa para poder expandirla. Sigan brillando, tengan su lámpara arriba de la mesa porque es algo que muchas personas no logran a veces, que no les afecte lo que los demás piensan de ustedes, si a ellos no les gusta pueden ponerse unos lentes de sol y nosotras todas juntas seguir brillando para dominar el mundo”, finaliza con una sonrisa.

 

María José Aresti
Comunicadora de la Universidad Rafael Landívar. Entusiasta del fútbol y el cine, narro historias y temas de no ficción. Creo en la importancia de generar espacios públicos para compartir contenidos de valor que aporten a la construcción de una sociedad más equitativa y justa.
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