El sitio electrónico en español de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), destacó que cuando despegue la misión no tripulada Artemis I, esta llevará un “pedacito” de Guatemala a la órbita de la Luna como resultado del esfuerzo de estudiantes del Laboratorio Aeroespacial de la Universidad del Valle.
Eileen Meda estudiante de ingeniería mecánica industrial en el Laboratorio Aeroespacial de la Universidad del Valle de Guatemala, mostró una de las piezas destinadas a PLASM vital para el rumbo del Artemis I.
PIEZAS SON UNA PARTE FUNDAMENTAL
Las dos piezas que Meda trabajó están hechas de termoplástico, un material resistente a los cambios de temperatura extremos y al ambiente de radiación del espacio profundo.
“Estas piezas manufacturadas en Guatemala son una parte fundamental de PLASM, el hardware especial desarrollado en BioServe Space Technologies que hará posible un experimento biológico seleccionado por el Departamento de Ciencias Biológicas y Físicas (BPS, por sus siglas en inglés) de la NASA. Uno de los ejes de BPS son las investigaciones de biología espacial que ayuden a los humanos (y seres vivos en general) a prosperar en el espacio profundo”, señala la nota publicada por la NASA.
El proyecto, llamado Genómica de la radiación en el espacio profundo (DSRG, por sus siglas en inglés), estudiará el efecto de la radiación espacial sobre microorganismos.
Este será uno de los cuatro experimentos biológicos durante el viaje de ida y vuelta a la órbita de la Luna a bordo de Orión en Artemis I, una misión sin tripulación que abrirá las puertas a una nueva era en la exploración del espacio profundo.
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— Diario La Hora (@lahoragt) August 25, 2022
EXPERIMENTO ES LIDERADO POR UN CIENTÍFICO E INGENIERO GUATEMALTECO
El experimento DSGR es liderado por el ingeniero y científico originario de Guatemala, Luis Zea, quien hasta hace poco se desempeñó como jefe de implementación e investigador principal en proyectos de BioServe Space Technologies, en la Universidad de Colorado Boulder.
Algunos de sus experimentos son financiados por la NASA; unos están basados en la Tierra, otros, en órbita terrestre a bordo de alguna Estación Espacial Internacional.
El Dr. Zea ha sido el nexo con el equipo de la Universidad del Valle de Guatemala (en donde él mismo estudió), compuesto por dos profesores de ingeniería mecánica y cinco estudiantes, incluida Meda.
De acuerdo con el artículo de la NASA, el rol de la universidad en el proyecto fue diseñar la estrategia para manufacturar dos piezas para PLASM, que tiene forma de una caja pequeña.
“Aquí se decidió qué herramientas que se iban a usar, la velocidad de corte, las revoluciones y el refrigerante que se iba a utilizar”, agregó la futura ingeniera.
SOBRE ARTEMIS I
La NASA también explica que como Artemis I no es una misión tripulada y el experimento tiene que ponerse en marcha una vez que Orión pase la magnetosfera de la Tierra, PLASM depende de sensores que “avisarán” cuándo activarlo.
Las piezas que el equipo de Meda desarrolló son clave en esta automatización: una de ellas sostiene los surtidores que se encargarán de hacer llegar el líquido que rehidrate la levadura para “revivirla”.
DE GUATEMALA A LA LUNA
“Cuando yo estaba en Guatemala, nunca me imaginé que iba a estar haciendo estas cosas”, mencionó Zea, quien comenzó su carrera como ingeniero y más tarde se interesó por el mundo de las ciencias biológicas. Añade que su anhelo es que Artemis I sirva de motivación.
Mientras, Meda añadió que “uno a veces se subestima” y en su caso, ella es la única estudiante mujer en el equipo.
“Yo sentía que no daba la talla, no me sentía capaz para estar en un proyecto tan impactante para el humano”, agregó.
La estudiante opina que misiones como Artemis I, que buscan inspirar a las nuevas generaciones, “son importantes porque te muestran que estudiantes de Guatemala pueden lograr relacionarse con tecnología avanzada”.
Meda ingresó en la Universidad del Valle de Guatemala un par de años antes de se lanzará Quetzal 1, el primer satélite guatemalteco.
El CubeSat desarrollado por la universidad se lanzó a la estación espacial en marzo de 2022, y liberado desde allí en abril del mismo año.
“Eso también me influenció mucho y despertó más mi deseo de estudiar ingeniería aeroespacial”, cuenta Meda, a quien le gustaría continuar esa carrera tras terminar sus estudios.
SE SIENTE MOTIVADA POR EL APORTE
Mientras esperan a la salida del Artemis I, Meda trabajaba en las piezas para PLASM, las imaginaba ya listas, orbitando la Luna. “Se me erizaba la piel”, cuenta.
La estudiante, también aclara que lo que más le motiva es el aporte que ha podido hacer a su país, a las mujeres, y al mundo en general: “Contribuir a industrializar a mi país, y demostrar que Guatemala tiene la capacidad de brindar servicios tecnológicos y servicios en la industria aeroespacial”.