Samuel Flores

Periodista, fotógrafo y catedrático universitario, interesado en la recuperación de la memoria histórica del periodismo en Guatemala. Comprometido con la formación académica de la juventud mediante la investigación, verdad y justicia. Opositor a la corrupción, despilfarro y excesos cometidos por los gobernantes y funcionarios que se han enriquecido a base de la pobreza extrema de la población principalmente en el área rural.

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Samuel Flores

En medio de una creciente ola de contagios por Covid-19, y con un excesivo gasto en movilización de tropas, aeronaves, vehículos, el alto mando del ejército celebró el 151 aniversario de la institución armada cuando la población afronta una de las mayores crisis económicas de la historia.

La mañana del domingo 26 de junio, sorpresivamente la PMT, la PNC y el Ejército cerraron la circulación de vehículos sobre la avenida Las Américas, de la zona 13, y Avenida Reforma, zona 10, generando un prolongado embotellamiento del transporte proveniente de Amatitlán, Villa Nueva, San Miguel Petapa, Boca del Monte, Villa Canales, Hincapié. El objetivo: que unos 1,500 integrantes del ejército entre brigadas de aire, mar y tierra, kaibiles, marinos, paracaidistas, cadetes del instituto Adolfo V. Hall y Escuela Politécnica, maquinaria del Cuerpo de Ingenieros, y más, desfilaran desde la Plaza Berlín, zona 13, hasta la sede del Ministerio de la Defensa, ubicado en la Avenida Reforma de la zona 10, donde rindieron honores al comandante general del Ejército y presidente en funciones Guillermo Castillo, al ministro de la Defensa, y al Jefe del Estado Mayor del Ejército.

La movilización de tropas y las familias que acudieron a presenciar ese festejo estuvieron expuestas al contagio por Covid-19, en medio de un repunte que supera los tres mil casos diarios. El alto mando del ejército debió meditar sobre el riesgo al que expusieron a los efectivos militares y la población ante la incontenible quinta ola de casos registrados.

Por si fuera poco, durante más de tres horas unos ocho helicópteros, y 9 aeronaves de transporte de tropas y de acrobacias, surcaron el espacio aéreo metropolitano, generando un excesivo gasto en combustibles. Aunque muchos capitalinos observaron esas maniobras, el costo por hora en vuelo de cada aeronave significa un excesivo gasto por concepto de combustibles.

A ello debemos sumar los costos por traslado de tropas desde bases, comandancias y servicios militares hacia la capital; alimentación, combustible gratis para oficiales, viáticos, y otros beneficios para los participantes. Al final del festejo podemos concluir que se invirtieron miles de quetzales para una celebración que no es “de urgencia nacional”.

Pese a que esa celebración fue suspendida durante dos años por la llegada de la pandemia a Guatemala, no justifica el derroche de gastos en los que incurrió el ejército para celebrar a una institución que durante más de 36 años fue sindicada de participar en la violación de derechos humanos de la población indígena, campesina, intelectuales, durante el Conflicto Armado Interno. Ese dinero es necesario para reparar tramos carreteros destruidos por las lluvias, atención a niños desnutridos y para mitigar el hambre que padecen millares de familias que viven en condiciones de pobreza y pobreza extrema en el área rural y en cinturones urbanos de pobreza.

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