Sergio Penagos
Un mequetrefe ignorante y prepotente diputado, desde su corrupta curul vociferó: este no es un tema de mafias, de crimen organizado, de lucha contra la corrupción, de búsqueda de impunidad… ¡No! Yo ya entendí de qué se trata esto. Esto es ideológico, es una batalla ideológica. No tiene nada que ver con corrupción, eso es una fachada, esto es ideológico, así de sencillo y el que no lo entienda, no entiende nada, porque así es.
San Agustín llama Entendimiento a toda ilustración intelectual, reconoce la existencia del Entendimiento como un don que se recibe junto a los de Consejo, Ciencia y Sabiduría. En su razonamiento afirma que al entendimiento corresponde la penetración intima de las cosas, dicho de otra manera, el entendimiento es la razón dotada de precisión y exactitud. Es la forma de la razón que surge cuando prevalece el deseo del bien. Esto hace que el entendimiento, en términos prácticos, se traduzca en la capacidad de realizar razonamientos éticos, de trabajar sobre las esencias no sobre las formas o apariencias. El entendido posee inteligencia para separar correctamente el bien del mal. El sabio posee conocimiento. Esto parece estar muy lejos del cacumen del señor diputado integrante de la Comisión de Derechos Humanos, al promover el desaforo del Procurador de los Derechos Humanos, por cuestiones ideológicas, por participar como candidato a rector de la USAC sin pedir permiso.
La mafia es un Estado porque que aspira a controlar un territorio. Con el acuerdo de la Mafia en su conjunto, cada familia mafiosa (Facultad en el mundo corrupto de la USAC) ejerce un gobierno paralelo sobre los habitantes (profesores, estudiantes y personal) de su territorio. La extorsión es para una familia mafiosa lo que los impuestos para un gobierno legítimo. En la USAC no hay ninguna diferencia porque, la Mafia trata de gravar toda actividad económica, sea legal o ilegal, de la misma manera, todos los que tienen negocios en la U, pagan la extorsión. Un mafioso puede muy bien proteger tanto al propietario de una venta de automóviles, como a la banda de ladrones que le proveen la mercadería. Así, el único grupo que está absolutamente garantizado que obtendrá beneficios, de cualquier acuerdo de protección, es la propia Mafia. Como un Estado, el CSU también se arroga el poder sobre la vida, la participación y la muerte académica de sus súbditos. Pero, el CSU no es un gobierno alternativo; su poder se basa en infiltrarse en el Estado legítimo y distorsionarlo para sus propios fines participando, por ley, en más de 70 instituciones del Estado.
El CSU es un negocio al que sólo le interesan los beneficios, aunque sea utilizando la intimidación y la sanción. Pero raramente obtiene grandes márgenes de sus actividades gubernamentales. La mayoría de sus ingresos proceden del presupuesto, cuyos fondos tienden a reinvertirse para mantener su capacidad de funcionamiento, comprando a abogados, jueces, policías, periodistas, políticos, docentes, estudiantes y trabajadores. Utiliza su Departamento Jurídico para apoyar a los mafiosos que han tenido la mala suerte de ir a la cárcel. La Cosa Nostra asume esos costos fijos con el fin de construir lo que algunos denominan su peculiar marca de intimidación. Esta marca mafiosa puede materializarse en toda clase de mercados, como el del fraude en la construcción o el de la venta de drogas en sus instalaciones, a las cuales llegan sus proveedores. Por regla general, cuanto más traicionero, violento y provechoso sea un mercado, el caso más evidente es el del tráfico y venta de narcóticos, más se beneficiarán los mafiosos que entren en dicho mercado al contar con el respaldo de una universidad mundialmente conocida.
La historia reciente del mafioso Consejo Superior abarca también a las personas que, por toda una serie de motivos que van desde el temor racional hasta la complicidad deliberada, pasando por el cinismo político y la irresponsabilidad, han favorecido la corrupción de esta organización.
¿Cómo es posible que una organización ilegal fuera tan poderosa y resultara tan difícil de reconocer durante tanto tiempo? Parte de la explicación reside en la falta de evidencias. La Mafia sobrevivió y prosperó intimidando o eliminando a los testigos, confundiendo y corrompiendo a la policía y a los tribunales.
La Mafia era un secreto a voces. Por esa razón, el repetido fracaso de Italia a la hora de comprender la Mafia ha propiciado una historia mucho más elocuente de lo que hubiera sido el caso, si todo se hubiera reducido a una conspiración de capa y espada, protagonizada por unos cuantos individuos empeñados en mantener la verdad oculta. En la USAC, después de la aniquilación de la inteligencia, en cuyo proceso participaron, en función de delatores, desde rectores hasta estudiantes, pasando por directivos, profesores, administrativos y otros oscuros personajes. Los mediocres que se salvaron, gracias a la delación y el servilismo, se unieron y conformaron la organización mafiosa que hoy campea en la Tricentenaria.