En el número anterior hablamos de dos categorías de estrés y su relación con el alcoholismo de 1º eventos fatídicos/catastróficos, 2º maltrato domiciliar acá hablaremos de las otras dos categorías 3º eventos estresantes comunes de la vida juvenil y adulta en los aspectos interpersonal, ocupacional, financiero, y dominios legales, y 4º estrés minoritario y su impacto en este mal.
3º La relación entre los eventos vitales estresantes interpersonales, ocupacionales, financieros y legales y los trastornos por consumo de alcohol
Por décadas se ha documentado que factores estresantes en la edad adulta, relacionados con las relaciones interpersonales, la ocupación, las finanzas personales y los problemas legales, pueden tener un impacto profundamente negativo en la salud mental. Sin embargo, estos eventos estresantes podrían ser fácilmente consecuencias o factores de riesgo de los trastornos del alcohol, creando ambigüedad en la interpretación de las asociaciones entre estos factores estresantes y los resultados del alcohol, como se vio ante la violencia doméstica. Los eventos en esta sección generalmente se encuentran en el extremo más leve del continuo de severidad, aunque con una variabilidad considerable en la severidad.
Cuadro Acontecimientos vitales estresantes agudos a menudo utilizados en la investigación epidemiológica del estrés y el alcohol
- Muerte o enfermedad grave de un familiar y/o amigo cercano
- Se mudó de residencia
- Despedido o renuncia del trabajo
- Gran crisis financiera, quiebra o problemas para pagar las facturas
- Problemas con el jefe o compañero de trabajo
- Separación, divorcio o ruptura de una relación sentimental
- Problemas interpersonales serios con un amigo, vecino o pariente
- Problemas con la policía, lo arrestaron o lo enviaron a la cárcel
- Víctima de un crimen violento
Los factores estresantes que aparecen en el cuadro anterior, suelen ser agudos, aunque algunos pueden ser crónicos también pueden implicar una amenaza física.
Los estudios en este tema son complejos por las situaciones que se presentan. Por ejemplo: es probable que la exposición diaria al estrés interpersonal, como problemas en el trabajo, problemas con la policía o la ruptura de relaciones románticas, se vea influenciada por tener un trastorno alcohólico ya. Entonces, si bien es probable que estas exposiciones sean estresantes para cualquiera que las experimente, pueden ser tanto una consecuencia de un trastorno por consumo de alcohol como una causa. De igual forma, los eventos estresantes de la vida a menudo ocurren simultáneamente “no hay mal que venga solo”, y las personas que experimentan múltiples eventos estresantes en la vida, pueden ser diferentes de las personas que no experimentan tales eventos, factor subyacente que también influye en el riesgo de consumo excesivo de alcohol y trastornos por consumo de alcohol. Por ejemplo, las experiencias estresantes y los trastornos por consumo de alcohol son hereditarios, y algunos han sugerido una vulnerabilidad genética común a ambas experiencias. Por lo tanto, separar las direcciones temporales y causales de las relaciones entre estos factores estresantes de adultos y el alcohol, es una tarea difícil en las investigaciones epidemiológicas.
Sorprendentemente, pocos estudios epidemiológicos a gran escala han examinado la asociación de eventos vitales estresantes interpersonales, ocupacionales, financieros y legales, con el consumo y el trastorno del alcohol. Varios estudios pequeños y medianos en muestras de comunidades de adultos, han encontrado que los recuentos de eventos de vida estresantes percibidos, están asociados con el consumo de alcohol y el uso problemático de este con trastornos por su consumo. Un estudio prospectivo nacional de 3,006 mujeres encontró un mayor riesgo de abuso de alcohol después de ser víctima de una agresión y no hubo evidencia de causalidad inversa (que el consumo de alcohol por sí solo contribuyó al riesgo de agresión). Pero lo genético no se puede descartar, de acuerdo con los estudios sobre la interacción gen con medio ambiente, en los resultados tempranos del maltrato y el alcohol, la evidencia sugiere que estas relaciones pueden modificarse por factores genéticos.
Algunos estudios sugieren diferencias de género en la exposición y los efectos de los factores estresantes agudos. Las mujeres reportan eventos vitales más estresantes que los hombres, y los eventos vitales estresantes comúnmente informados por hombres y mujeres difieren. La investigación ha sido inconsistente en cuanto a si las experiencias estresantes son más predictivas de trastornos por alcohol en hombres o mujeres. Los eventos estresantes de la vida están más fuertemente asociados con el consumo de alcohol y los trastornos por consumo de alcohol en hombres que en mujeres. Los datos de las Encuestas Epidemiológicas Nacionales sobre alcohol en varios países y condiciones relacionadas con su consumo, encuentran que la cantidad de factores estresantes del año pasado está asociada con el consumo de alcohol y el consumo excesivo de alcohol tanto en hombres como en mujeres, pero que la relación era más fuerte para los hombres; cada factor estresante adicional aumentó las probabilidades de beber en exceso en un 24 % en los hombres y en un 13 % en mujeres. Además, eventos como el divorcio, se asocian consistentemente con un aumento en el consumo de alcohol entre los hombres, pero se asocian de manera inconsistente con el consumo de alcohol entre las mujeres.
Finalmente, varios estudios de población general han encontrado un aumento en los trastornos por consumo de alcohol luego de la pérdida del trabajo, particularmente entre los hombres. Dado que esta literatura sigue siendo inconsistente, sería beneficioso contar con más datos de estudios a gran escala relacionados con estas relaciones para avanzar en este tema.
Así, la relación del estrés con la iniciación del alcoholismo es un elemento que no debe pasar desapercibido por los servicios de salud, pero no sólo eso, es muy importante que los médicos y el personal de salud reconozca cuáles son las condiciones que mayor probabilidad causan estrés dentro de las comunidades que sirven, para reconocer en cada una de ellas, un peligro específico, concreto, y buscar el manejo adecuado de acuerdo con el caso. Por eso presentamos 3 tipos básicos de esas condiciones, que en nuestra experiencia clínica hemos visto como más susceptibles de relacionarse al inicio de la habituación alcohólica, y hacemos después algunos comentarios sobre ellas.
Condiciones específicas
- Estrés físico, que habitualmente tiene su origen en el trabajo o la ocupación, es decir, en la actividad económica del sujeto, y que relacionamos tratando de operacionalizar para su generalización.
- Trabajo físico riguroso o pesado.
- Agotamiento por falta de descanso o reposición de energía.
- Ritmo elevado de la actividad física.
- Cansancio fisiológico del final de la jornada.
- Agobio de la actividad profesional (propio del hombre público que se ve inmerso en rendiciones de cuentas, actividades comerciales y financieras, reuniones y discusiones).
- Agotamiento por rendir pruebas o exámenes (oposiciones, diplomantes, cursos y competiciones).
- Malas condiciones de trabajo y de vida familiar.
- Factores biológicos personales: dolores, enfermedades, insomnios rebeldes y limitaciones físicas.
- Condiciones sociales
Estrés social determinado siempre por factores externos, que es la principal fuente de agresiones a que se enfrenta el hombre moderno, obligado como está a la vida urbana, con su acelerado ritmo de reacciones a respuestas adaptativas, que imponen un precio elevado a su confort y a la realización individual, no enfrentado por nuestros antecesores que se beneficiaron del conservadurismo y las tradiciones de corte feudal propios de la era precedente, tan diferentes a las costumbres impuestas hoy día por la revolución científico-técnica, con la automatización y atomización de todas las actividades, que suponen de por sí un inevitable estrés. Dentro de esas condicionantes sociales podemos mencionar
- Búsqueda de pareja (casamiento-divorcio-casamiento).
- Búsqueda de empleo (promoción-democión-competencia).
- Lucha por alcanzar y mantener el estatus deseado.
- Festividades, conmemoraciones y encuentros familiares o amistosos.
- Tensión proveniente de relaciones profesionales.
- Dificultades económicas y financieras.
- Ausencia de recreación y opciones de tiempo libre (tedio y monotonía).
- Cambio de patrones socioculturales y transculturalización.
- Debilitamiento del sistema de intereses (falta de motivaciones).
- Ausencia de convicciones filosóficas o religiosas.
A su vez existe una serie de condiciones psicológicas que suelen estar inducidas por factores internos, se asocian con la naturaleza de las emociones y estados de ánimo que son propios de cada individuo. No pueden desligar de la estructura de la personalidad y el modelo de relaciones sociales que ésta establece, de acuerdo con los procesos psíquicos que tienen lugar en esas relaciones.
- Expresiones emocionales (amor-odio-ira-miedo).
- Estados afectivos y sentimientos (aceptación-rechazo-abatimiento-alegría).
- Falta de flexibilidad. Dificultad adaptativa.
- Estructuración inadecuada de la personalidad.
- Actitudes sociales morbosas (sociopatía).
- Conflictos situacionales (aproximación-evitación).
- Estructuración neurótica de la personalidad.
- Manifestaciones psicopatológicas (PMD-epilepsia-esquizofrenia-depresiones).
El modelo psicológico de interacción con los demás en la obligada relación social en que se asume, por lo general, una conducta que va a estar en armonía con el carácter o personalidad del individuo, y que obedece a 3 estilos básicos de relación:
- Estilo introvertido, llamado también pasivo o no acertivo.
- Estilo extrovertido, también llamado agresivo en algunos casos.
- Estilo flexible, maduro, adaptado o acertivo.
4º La relación entre el estrés de las minorías y los trastornos por consumo de alcohol
Cualquier cambio en los patrones culturales o transculturación, promueve la necesidad de un nivel superior de adaptación para el cual no lo han preparado sus experiencias previas, y el alcohol ofrece la solución que la preparación para la acción no tiene y condiciona una repetición de esa conducta.
El estrés de las minorías se define como la exposición a factores estresantes específicos que resultan del estatus de minoría, especialmente los eventos de prejuicio y discriminación
Estos eventos van desde leves (p. ej., molestias diarias, como ser seguido en una tienda) hasta más graves (p. ej., ser víctima de un delito violento), e incluyen tanto emocionales (p. ej., acoso en el lugar de trabajo) como físicos (crímenes de odio) amenazas a uno mismo.
Según los modelos de estrés de las minorías, el estrés resultante de los prejuicios y la discriminación debería conducir a aumentos en el consumo de alcohol entre los miembros de los grupos minoritarios. Los patrones de consumo de alcohol entre las minorías raciales/étnicas, sin embargo, no se corresponden con lo que se predeciría bajo un modelo directo de psicopatología del estrés de las minorías.
Estudios americanos orientan u poco sobre esto: Si bien los nativos americanos tienen tasas más altas de consumo de alcohol y trastornos por uso de alcohol en comparación con los blancos no hispanos, varias encuestas grandes indican tasas más bajas de consumo de alcohol y trastornos por uso de alcohol entre los negros no hispanos, los asiáticos y los hispanos en comparación con los blancos. ¿sucede lo mismo en Guatemala? No lo sabemos. Estos grupos minoritarios también tienen tasas más bajas de otros trastornos psiquiátricos como la depresión mayor, lo que lleva a lo que se ha denominado la «paradoja de las minorías» en la investigación de la salud mental: los grupos minoritarios como los negros y los hispanos tienen tasas más bajas de trastornos psiquiátricos y de trastornos por uso de sustancias a pesar de una mayor exposición a la discriminación institucional e interpersonal que se ha demostrado que genera un estrés sustancial a través de mecanismos biológicos y psicológicos.
Y qué pasa con la sexualidad. minorías sexuales En contraste con las minorías raciales/étnicas, las personas LGB tienen tasas más altas de uso de sustancias y trastornos por uso de sustancias que sus pares heterosexuales, incluso entre los adolescentes y adultos.
Como puede verse, las situaciones más variadas relacionan el estrés que determina a la posibilidad de consumo y habituación del alcohol.