Foto Ilustrativa. En la fotografía una mujer utiliza mascarilla para evitar contagiarse de COVID-19. Varias medidas de restricción se han activado para evitar brotes del virus. Foto La Hora/Moisés Castillo/AP

El presidente Alejandro Giammattei anunció que el próximo 27 de abril dará a conocer las medidas de desescalada por la pandemia, las cuales serán “trascendentales” para vivir con la normalidad de antes, luego de un poco más de dos años de confinamiento, distanciamiento físico, uso de alcohol en gel, entre otras medidas, como uso obligatorio de mascarillas.

El anuncio, aunque sin detalles, fue bien recibido por algunos sectores en redes sociales, mientras otros cuestionaron que aún no hay condiciones del todo, incluida la doctora Karin Slowing, analista de Laboratorio de Datos, quien considera que puede ser apresurado aún.

Luego de más de dos años de pandemia, y ante una baja sensible en el registro de casos, Giammattei se refirió a medidas como responsabilidad personal, uso de la mascarilla y el regreso de los niños a las escuelas públicas y privadas.

“No tenemos porqué tener encerrada a la gente”, dijo, aunque exhortó a las personas que no se han vacunado a que lo hagan.

Según cifras del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) en los primeros 20 días del mes de abril se registraron 10,596 contagios por COVID-19, lo cual significa un promedio de 530 casos diarios confirmados, según fecha de emisión de resultados.

El comportamiento diario indica que el día con el mínimo de casos fue de 50; sin embargo, el 18, 19 y 20 de abril se reportaron 910, 898 y 1,061, respectivamente, lo que podría responder a un repunte por el descanso y las actividades de Semana Santa.

El reporte del día 21, da cuenta de 864 casos confirmados registrados durante ese día.

 

¿CUÁL ES LA PRISA?

En criterio de Slowing, analista de Laboratorio de Datos, este tipo de medidas apresuradas, con fines políticos, es una muestra del irrespeto a la vida de los guatemaltecos.

Agregó que a pesar de que el país se encuentra en la parte baja de la ola de esta epidemia, el gobierno no tiene ninguna prisa para comenzar esta desescalada, por dos razones.

La primera, luego de dos años se conoce el comportamiento de los ciclos de esta pandemia, la cual puede incrementarse después del periodo de Semana Santa y el Día de la Madre. Después baja un poco, pero tiende a subir de nuevo luego de los convivios navideños, para mostrar un alza en enero de cada año. “Existe un patrón de comportamiento”, aseguró.

Por otro lado, el uso de la mascarilla y el lavado de manos son las únicas medidas de contención que quedan, que poco se cumplen, además del descontrol en aforos y el distanciamiento social que ha dado paso al hacinamiento en lugares públicos.

De manera que Slowing advierte que se trata de una decisión política del presidente Giammattei, con el fin de preparar su discurso de victoria frente al COVID-19 con vistas a la próxima campaña electoral.

“Hay una disociación entre el comportamiento epidemiológico y el ansia por eliminar medidas con el fin de proyectar una imagen que no corresponde a la realidad. En el camino, se expone a la población”.

 

Por otro lado, considera que el semáforo de alerta por municipios muestra únicamente la escasa medición que hace el MSPAS, en donde no intervienen las autoridades municipales.

La Hora consultó al epidemiólogo Marc Rondy, asesor de Inmunización para la OPS/OMS en Guatemala, pero se abstuvo de momento de emitir comentarios sobre el tema al señalar que “aún no se tiene una declaración de medidas clara”.

La llegada de la pandemia del COVID-19 hace dos años cambio muchos aspectos de la «normalidad». Foto: Archivo/La Hora.

VACUNACIÓN Y MASCARILLA

De acuerdo con datos del MSPAS, la cantidad de vacunas administradas a la población durante los primeros 20 días de abril fue de 271,731 dosis, a razón de 13 mil 586 diarias, en promedio.

Los datos acumulados nacionales muestran a la fecha una baja cobertura, con un 35% de población vacunada con segunda dosis, en relación con la población total, según el Laboratorio de Datos.

En el contexto mundial, Guatemala ocupa uno de los últimos lugares en porcentaje de vacunación con 44%, al igual que Egipto. Los últimos dos lugares corresponden a Etiopía y Nigeria.

Varios países han eliminado el uso obligatorio de la mascarilla, si bien sus porcentajes de vacunación en la población muestran que la mayoría están vacunados, como en Uruguay que es del 85%; en España del 70%, igual que en El Salvador.

“Mientras en Guatemala, el peor país con cifras de vacunación en América Latina piensa quitar la última barrera de protección”, cuestiona Slowing.

 

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