Mactzil Ixtz’unun Camey Rodríguez ha destacado por su aporte a la AEU y desde otras áreas. Diseño La Hora/Alejandro Ramírez/Foto Cortesía
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Mactzil Ixtz’unun Camey Rodríguez es una mujer joven que anuncia con orgullo su origen maya kaqchikel. Desde pequeña Mactzil fue introducida a la cosmovisión maya, la cual ha cultivado desde su hogar, vínculos y espacios políticos. A sus 21 años estudia Ciencias Políticas en la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac) y fue secretaria de Asuntos de Género de la Asociación de Estudiantes Universitarios “Oliverio Castañeda de León”, de esa casa de estudios.

EL TRIUNFO DE LA VIDA

Eran las 14:00 horas del 19 de junio de 2000 cuando Gloria Rodríguez comenzó a tener contracciones. “Bueno, ya está lista para labor de parto”, dijo la comadrona a la primeriza que la atendería. Gloria recuerda que empezó con el proceso hasta el siguiente día desde las 6 de la mañana en casa de sus suegros.

Las ocho horas de dilatación desgastan la energía de Gloria. Utilizando una estrategia poco convencional, la abuela de Mactzil indujo a Gloria a vomitar para provocar el último esfuerzo necesario para parir a la bebé.

 

“Cuando yo iba a nacer mi mamá ya no tenía fuerzas. Fue complicado porque yo ya estaba por salir; mi mamá dice que solo estaba mi cabecita y yo ya me estaba poniendo morada; me estaba muriendo. Tal vez se escucha muy feo, pero en el intento de ver cómo salvar mi vida, mi abuelita hizo eso y fue la última fuerza que tuvo mi mamá y ya pude salir”, contó Mactzil.

A las 14:00 horas del 20 de junio de 2000 nació la bebé, quien sería nombrada Mactzil (maravillosa en náhuatl) Ixtz’unun (colibrí en kaqchikel). A los dos meses de nacida Mactzil fue celebrada en su presentación, una fiesta para mostrar a las bebés a los abuelos, padrinos, madrinas y al cosmos. Esta celebración se da los 60 días posteriores desde la cultura maya, es un tiempo adecuado para que la madre pueda cuidar de su cuerpo.

En esta ceremonia regularmente se hace un conteo del tiempo (o las energías), se baña a la bebé y se cambia su ropa por un traje del pueblo maya al que pertenece. “El mío lo hicieron en un altar de San Martín Jilotepeque, de donde es mi papá; estuvieron mis abuelos, hubo marimba; estuvieron mis tíos y mis papás y me pusieron el traje de Tecpán, que es con el que regularmente me identifico”, detalló.

Mactzil Camey se ha posicionado y destacado desde varios espacios con determinación. Foto La Hora/Cortesía

UN MODELO EDUCATIVO RACIALIZADO

Mactzil Ixtz’unun cursó párvulos y preprimaria en Chimaltenango, luego continuó la primaria, nivel básico y diversificado en un colegio de madres dominicas, conocido como “el de las monjitas”. Según contó, en este establecimiento siempre respetaron su identidad maya, pero la privaron de utilizar su indumentaria.

El hogar de la joven siempre fue muy abierto a conversar sobre la historia de Guatemala enfocada en sus pueblos indígenas, por lo cual, al llegar al colegio distinguió las notorias diferencias entre la historia que contaban las madres y la que ella conocía.

Estas observaciones causaron una tensión entre una de las madres y Mactzil, incluso recordó que el grado que cursó con ella perdió la materia de religión. Ixtz’unun lloró al reprobar el curso y la educadora solo le dijo: “¿tú de qué te preocupas? si no es tu religión”. Por otro lado, la enseñanza de las Ciencias Sociales en el colegio católico eclipsaba la lucha y opresión indígena en Guatemala.

EL PRIMER CASO DE DISCRIMINACIÓN

La invisibilización de su cultura fue evidente para Mactzil en su formación escolar, pero, el primer caso de discriminación vivido en carne propia ocurrió en la preprimaria, a sus 5 años. “Mi primer nombre es Mactzil y en ese momento creo que cabal habían inaugurado el supermercado Maxibodegas –ahora Maxidespensa– y recuerdo que los niños me molestaban con mi nombre y me decían Maxibodegas”, confesó.

Ella era la única niña maya en el establecimiento, además aún tenía dificultades para hablar el español. “Mi mamá me ponía mi traje para ir al colegio y ningún niño quería jugar conmigo en kínder. De ahí en el colegio de las madres fue donde una niña me dijo ‘india’ y ahí no supe cómo reaccionar, ni siquiera le dije a mi mamá hasta años después”, agregó.

 

LA CARRERA SOÑADA, PERO…

En sus últimos años de colegio, Mactzil desarrolló un interés por las Ciencias Políticas. En 2020 ingresó a la Escuela de Ciencias Políticas (ECP), en donde el panorama parecía ser bastante prometedor y con un sistema diferente al que conoció en el colegio. Mencionó que una de sus catedráticas discutía temas de pueblos indígenas con un enfoque integral; otro, su papá y sociólogo, también abordaba contenidos de los pueblos indígenas y de género.

Lastimosamente, no todos los catedráticos en la ECP eran así; algunos continuaban utilizando términos arcaicos, racistas y machistas. “La catedrática de Historia Mundial I tocaba temas de pueblos indígenas y todavía reproducía el término de indios. El semestre pasado solo nos tocó catedráticos hombres y la academia que la mayoría muestra es bien occidental y machista. No tocan temas de género y cuando a veces lo hacían era tan denigrante”, ejemplificó.

La joven ha hecho aportes al movimiento estudiantil que ha vuelto a cobrar relevancia en la sociedad guatemalteca. Foto La Hora/Cortesía

Particularmente recuerda la frase de otro catedrático, quien, al referirse a la Historia de Guatemala sostenía que los mayas estaban extintos. “¿Y entonces qué hago yo aquí sentada?”, pensaba Mactzil.

La educación en Guatemala es realmente difícil de transformar a criterio de Mactzil. En algunas ocasiones no es solo culpa de los docentes, pues mencionó que una de sus catedráticas era maya kaqchikel y enfocaba sus temas en los pueblos indígenas de Guatemala, cuestión que llegó a ser objeto de quejas en control académico de la escuela.

“Mi mamá me ponía mi traje para ir al colegio y ningún niño quería jugar conmigo en kínder. De ahí en el colegio de las madres fue donde una niña me dijo ‘india’ y ahí no supe cómo reaccionar, ni siquiera le dije a mi mamá hasta años después”

Mactzil Camey

EL RECORRIDO POR EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL

Sus primeros acercamientos a la política desde la práctica fueron con la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU) durante la gestión de Lenina García (2017-2019). Su interés inició con algunos talleres; en un punto le ofrecieron formar parte de alguna comisión, pero no creyó que fuera una propuesta real.

Al finalizar la gestión de Lenina García, nuevas planillas comenzaron a integrar sus propuestas para la nueva asociación. Laura Aguiar, exsecretaria general de la AEU (2020-2021), contactó a Mactzil por su interés previo en la política y la invitó a conformar la organización Consciencia, para luego lanzarse a la candidatura universitaria.

La idea fue impulsar a Mactzil como Secretaria de Asuntos de Género, pero no pudo ser inscrita porque no cumplía con el requisito de contar con al menos 10 cursos aprobados de alguna carrera. Consciencia ganó las elecciones de 2019 y Mactzil colaboró desde fuera, pero a finales de febrero de 2020 el Secretario de Género renunció. Luego de una elección interna, Mactzil fue nombrada secretaria de esta comisión.

Mactzil Camey ha conseguido destacar y llevar la voz de muchas mujeres a ser escuchadas. Foto La Hora/Cortesía

UN ESPACIO DE CRECIMIENTO PROFESIONAL Y PERSONAL

Recién entrando a la secretaría, Mactzil fue responsable de la organización de la marcha del 8 de marzo, conocido globalmente como Día de la Mujer. La planificación estuvo prácticamente a cargo de ella, pues el resto de las mujeres en la AEU tenían otras asignaciones en sus áreas.

Ella destaca también de su gestión el seguimiento a casos de acoso sexual. La exsecretaria se encargaba de buscar apoyo psicosocial para las víctimas y sobrevivientes, la recopilación de pruebas para memoriales, así como conseguir el acompañamiento de organizaciones. Desde este espacio, la joven trató de crear plataformas para mujeres mayas, pero ello fue complicado al no contar con el apoyo necesario para ello.

“Estuve en la AEU dos años y me doy cuenta de ese espacio tan marcado, donde regularmente solo ves a personas ladinas o mestizas en ese espacio. Son aprendizajes que te pueden ayudar en el futuro, pero también un crecimiento personal porque reivindiqué mi postura sobre las mujeres mayas y pedir que hubiera más espacios para ellas en lugares como la AEU”, contó enorgullecida.

 

EL PRÓXIMO VUELO DE LA MARAVILLOSA COLIBRÍ

Las aspiraciones de Mactzil Ixtz’unun apuntan a una mujer maya kaqchikel académicamente preparada, con experiencias de formación en el país y en el extranjero. Para la exsecretaria de AEU el futuro no está cien por ciento escrito, lo único certero es que desea culminar sus estudios y quizá poder terminarlos en otro país.

Para Mactzil, la preparación es un arma poderosa contra el sistema machista y racista, pues así cada mujer maya podrá conocer los fundamentos legales y teóricos para debatir y defenderse ante cualquier intento de opresión.

“Creo que las mujeres mayas necesitamos eso, posicionarnos y prepararnos ante este sistema que trata de invisibilizarnos”

Mactzil Camey

En cuanto a la política, no descarta su regreso. Reconoció que el movimiento estudiantil es bastante desgastante pero motivador. La joven asegura que si en algún momento se presenta una oportunidad favorable donde pueda incidir, lo hará. “Sueño con un espacio donde haya inclusión de pueblos indígenas y mujeres y realmente haya una convergencia entre estos pensamientos. Creo que, para ir incidiendo en los espacios, hay que tomarlos”, proclamó.

Desde Nosotras LH queremos reconocer a Mactzil por hablar de su experiencia como mujer maya desde una vivencia colectiva al ser consciente de que no es la única que lo atraviesa. Por reconocer que estos problemas hacia el trato a mujeres indígenas y que esto no se reduce solamente a un análisis de la situación, sino que busca generar cambios desde la práctica para desarrollarlo en su profesión y espacios.