Sandra Xinico Batz

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Sandra Xinico Batz

Poseer información sobre lo que ocurre en el país es fundamental para entender nuestras necesidades, para reflexionar sobre nuestra realidad y tener una postura frente a esta; el conocimiento es poder y por ello se ha insistido tanto en controlar la información que recibimos, para controlar con ello lo que pensamos y también lo que hacemos.

Nada le queda mejor a un gobierno de impunidad que el silencio y la desinformación; se financia un cerco mediático provocado para manipular la información, cuyo objetivo abiertamente es proteger los intereses de poderosos criminales. Durante el gobierno de Giammattei se ha intensificado la violencia contra las y los periodistas, desde su puesto de autoridad el presidente se ha dedicado a incentivar dicha violencia, lo cual provoca mayor vulnerabilidad, ya que una vez más, se utiliza la institucionalidad para legitimar el uso de la fuerza, los abusos y violaciones a los derechos humanos de quienes ejercen esta importante labor.

Hemos visto cómo en distintos momentos se ha utilizado el aparato estatal para criminalizar y hostigar a las y los periodistas; existe un ensañamiento en contra de quienes generan información e investigan desde las comunidades de pueblos originarios, porque visibilizan el racismo y colonialismo encarnados en el país, problemas estructurales que también han provocado que la generación de medios de comunicación sea inaccesible para los pueblos originarios, esto se puede comprobar con el acoso cotidiano e institucionalizado que se mantiene en contra de la radios comunitarias.

El periodismo comunitario, el periodismo independiente, nos permiten acceder a información que no está intervenida por intereses espurios, por el contrario, es una herramienta para cultivar el pensamiento crítico, para combatir la indiferencia, permite el discernimiento y busca aportar a la sociedad, a los pueblos y comunidades, no a beneficiarse de su miseria o a ser cómplices de la injusticia y la corrupción.

Manipular la opinión pública, deformar la realidad o los hechos que suceden, reafirmar estereotipos, usar narrativas de odio, divulgar campañas de desprestigio en contra de la lucha de las comunidades, son prácticas que no deberían considerarse como periodismo y socialmente no deben ser legitimadas, porque nos provoca la incapacidad de reconocer y tener conciencia de la realidad que vivimos.

Hablar con nuestra propia voz es fundamental, nombrar lo que vivimos y lo que está ocurriendo en nuestras comunidades, pueblos, barrios, es necesario para la organización, para accionar frente a todo lo que este sistema nos está provocando, para no ser solo espectadoras, espectadores sino a seguir insistiendo colectivamente en cambiar esta realidad.

El periodismo comunitario es una forma de resistencia, es una lucha que diariamente se enfrenta a estereotipos y estigmas racistas y patriarcales, que buscan desvalorizarlo para impedir a las comunidades generar un periodismo propio, desde el racismo se impone la idea de que el único conocimiento válido es el que proviene de las universidades o instituciones educativas con visión europeizada, todo lo que no provenga de allí es despreciado y constantemente degradado.

El conocimiento es liberado. El silencio no es nuestra opción.

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