Por: Giovany Emanuel Coxolcá Tohom

El 20 de noviembre de 1910 se recuerda la Revolución mexicana. Movimiento que comenzó Francisco I. Madero para disolver el gobierno de Porfirio Díaz y así establecer elecciones libres en México. De esta etapa en la vida mexicana resalta el nombre de Francisco Villa que junto a Pascual Orozco tomaron la Ciudad de Juárez en 1911. A 111 años de la Revolución mexicana un texto sobre el libro: México insurgente, de John Reed.

Escuché el nombre de Pancho Villa, por primera vez, cuando aún no cumplía 11 años, no por ser un apasionado de los libros desde temprana edad sino en una tienda que se convertía en cantina los fines de semana. Los trabajadores, después de la jornada, pasaban a tomarse un par de tragos. Varias veces estuve entre ellos. A lo lejos me llega el sonido destartalado del aparato que reproducía rancheras y corridos, y hacía todo lo posible para no apagarse bajo las noches sin energía eléctrica. A la fecha, no recuerdo el nombre de los cantantes.

Después, ya en plena exploración libresca, volví a tener noticias de él. Debo agregar que también lo encontré en esas raras películas de vaqueros que los gringos se inventaron para presentar al mexicano (y por extensión al latinoamericano) como alguien cruel, grasiento y bruto. Ahora, Hollywood presenta a los latinoamericanos como delincuentes o narcotraficantes sanguinarios. Aunque lo que un coronel revolucionario le dice a Reed (si no me creen, vayan al segundo párrafo de la página 272), podría decirlo cualquier migrante hispano: “Tuve un hermano que alguna vez trabajó en los ferrocarriles cerca de Cansas City y me contó cosas maravillosas. Pero un día alguien le llamó “grasiento” y le disparó sin que mi hermano le haya hecho nada. ¿Por qué tu gente no quiere a los mexicanos?”

Las 356 páginas de México Insurgente, de John Reed, publicado por el Fondo de Cultura Económica, en el 2020, han sido un viaje que tenía pendiente hacia los años de tribulaciones que se vivieron a principios del siglo pasado en el vecino país. No haré una descripción del libro, pero les adelanto que no se trata únicamente de la historia de Pancho Villa. No se arrepentirán de la lectura.

En las 16 páginas de fluida prosa que Paco Ignacio Taibo II escribe para presentar esta edición, quienes sientan interés en conocer y explorar los acontecimientos que, en su totalidad, constituyen la Revolución mexicana, tendrán idea de la importancia de los escritos de John Reed, oriundo del país que ha sido la maldición del siglo XX.

John Reed no es el único que toma nota de estos acontecimientos de importancia planetaria, pero nos permite aproximarnos a ellos sin las parcialidades incómodas e inevitables de las historias oficiales. La terquedad de adueñarse de los hechos para presentar una versión única y autorizada no es defecto exclusivo de las voces hegemónicas guatemaltecas. Pasa en todos lados. Tampoco es un defecto exclusivo de nuestro tiempo. Ya, desde Heródoto o desde los tiempos de Confucio (el lejano oriente para los europeos), han existido versiones oficiales de los sucesos que han determinado el destino y el rumbo de las grandes civilizaciones. De manera que lo único definitivo, cuando del pasado se trata, es que toda historia puede ser reescrita.

Las descripciones de John Reed, pese a que estamos frente a una traducción, son de una calidad literaria extraordinaria. Vemos a los campesinos alzados en armas, como fantasmas que levantan el polvo de los caminos, las casas con apenas lo rudimentario para cobijar a familias. Los adelantos de principios del siglo XX son remotos. Quienes lean con atención, podrán notar que los desamparados de la tierra que se alzaron en el norte de México se encuentran diseminados a lo largo del continente.

“Somos tan pobres ahora —dijo—. Tenemos un poco de agua, algunos frijoles, tortillas. Eso es todo lo que comemos en esta casa. ¿Leche? No hay. ¿Huevos? No. ¿Carne? Tampoco. ¿Café? ¡Válgame, Dios, no!”. Las voces podrían provenir del corredor seco o de las áreas de extrema pobreza en el altiplano de la Guatemala del siglo XXI; sin embargo, pertenecen a las personas que salieron al paso de John Reed, hace más de cien años.

John Reed dice: “Por mucho tiempo Villa había deseado apasionadamente recibir educación. No desperdició el tiempo en lamentaciones o intrigas políticas. Dedicó todas sus energías a aprender a leer y escribir” (pág. 146). Y, trece páginas después, agrega: “La gran pasión de Villa eran las escuelas. Creía que las tierras para el pueblo y las escuelas solucionarían todos los problemas de la civilización” (p. 159). ¿Acaso no es este el sentir de muchos campesinos? ¿Acaso no es la educación la única vía para transformar las sociedades? Esta lectura nos recuerda que las exigencias de los movimientos populares, de las voces campesinas, de no ser atendidas, pueden (y deben) volverse una tormenta para los opresores.

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Sumario del recuerdo, de Margarita Carrera

La autora, primera mujer académica de número de la Academia Guatemalteca de la Lengua, suma a su encuentro con Jorge Luis Borges otros instantes de su memoria: la primera vez que acarició un libro a los 10 años, el sereno consuelo que todavía encuentra en el lago de Atitlán, su infinita pasión por Freud, el insomnio y la tentación del suicidio. Sin concesiones para nadie, ni para la propia autora, este es un libro insumiso, distinto y liberador.

Viaje a Ixtlán, de Carlos Castaneda

En el tercer libro sobre su iniciación como “hombre de conocimiento”, Carlos Castaneda desanda camino hasta los primeros tratos con su maestro, el brujo yaqui don Juan, y añade al recuento de prodigios las arduas labores de disciplina física y mental que desde un principio lo preparaban para un acto decisivo de poder. La historia se cierra con el relato del viaje al que alude el título, intimación de la soledad y la áspera belleza de tal vida.

Concierto No. 7 para violín y brujas, de Joel Franz Rosell

Un príncipe mago y ambicioso, un violín encantado que guarda un terrible secreto, una historia de amor violentamente interrumpida y la venganza de un linaje de brujas planeada durante siglos son los componentes de esta historia llena de magia y misterio. Joel Franz Rosell. [Cuba]. Escritor, crítico e ilustrador cubano de literatura infantil. Autor una treintena de libros publicados en Argentina, Colombia, Cuba, México, Brasil, España y Francia.

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