Miles de chilenos conmemoraron ayer el segundo aniversario de un estallido social que, acompañado de multitudinarias protestas, derivó en la instalación de una Convención Constitucional que durante la jornada inició simbólicamente la elaboración de la Carta Magna que reemplazará a la de los militares, mientras el grueso de las demandas para terminar con las desigualdades siguen sin respuestas.
Los manifestantes se concentraron al atardecer en la Plaza Italia, el centro de las protestas en la capital chilena, y recordaron festivamente la fecha con batucadas y otras expresiones artísticas, mientras en los alrededores grupos de encapuchados vandalizaron semáforos, postes y paraderos del transporte público, levantaron barricadas encendidas y barricadas.
En la zona no se observaban policías, aunque se dispuso el despliegue de 5,000 efectivos sólo en Santiago para prevenir desórdenes y vandalismos. Sin embargo, sí actuó con carros lanza aguas a pocas cuadras de distancia para dispersar a encapuchados que levantaron algunas fogatas en la principal avenida de la ciudad y saquearon un local de comida rápida e intentaron vandalizar otros comercios, mientras en una barriada pobre de la periferia sur de la ciudad enmascarados atacaron con piedras y otros objetos un cuartel policial. En ciudades del norte y sur del país también se desarrollaron manifestaciones.
El ministro del Interior, Rodrigo Delgado, condenó la violencia y la «presencia de algunos delincuentes, algunos cientos», aunque reconoció que el grueso de la protesta fue masiva y pacífica.
La policía dijo que en Plaza Italia se congregaron entre 8,000 y 10,000 personas, aunque sus estimaciones suelen ser inferiores a las de organizaciones sociales y de medios de comunicación.
La jornada de conmemoración de la revuelta del 18 de octubre de 2019 coincidió con el inicio del debate de la Asamblea Constituyente en torno a los contenidos de la nueva Carta Magna, destinada a reemplazar a la impuesta por la dictadura militar (1973-1990) y que tendría que ser aprobada en un plebiscito obligatorio el segundo semestre de 2022.
«Esta Convención es hija de los anhelos y la movilización de los pueblos e inicia un dialogo esperado por décadas y quizás por siglos. A dos años del despertar del nuevo Chile damos rienda suelta a la imaginación», dijo Elisa Loncón, la presidenta indígena de la Convención.
La Convención nació tras un plebiscito constitucional convocado el 15 de noviembre de 2019 por parlamentarios de todos los sectores, exceptuados los comunistas, que escogieron una vía institucional para desactivar las masivas protestas que siguieron al estallido en demanda de mejoras sociales en salud, pensiones, educación y un cambio constitucional, que sacaron a la luz el profundo descontento de los chilenos por las desigualdades en el país sudamericano.
«Nos pedían reformas y las reformas no se han hecho. No se ha hecho la reforma previsional, no se ha hecho la reforma a la salud, seguimos con el sistema exactamente igual (…) creo que falta mucho por avanzar», dijo el lunes el líder centroderechista Mario Desbordes, uno de los impulsores del acuerdo político.
El senador opositor Jaime Quintana, otro de los impulsores del acuerdo, señaló que mientras los cambios institucionales están en marcha, «la agenda social es un tema al debe».
Además de las protestas, en 2019 también hubo saqueos, atentados incendiarios y destrucción de inmuebles públicos y privados que, sumados a la represión policial, dejaron un saldo de al menos 30 fallecidos y miles de heridos.
El segundo aniversario del estallido se vive en el marco de una campaña electoral para las elecciones del 21 de noviembre próximo, cuando se elegirá al sucesor del centroderechista presidente Sebastián Piñera y se renovará a la totalidad de los 155 diputados y a la mitad de los 43 senadores.
Los resultados de los comicios presidenciales son inciertos y se estima casi segura una segunda vuelta en diciembre. Según coincidentes sondeos, la mayoría de los encuestados prefiere a Gabriel Boric, que representa a una alianza de izquierda, mientras el postulante oficialista Sebastián Sichel ha cedido muchos puntos al representante conservador José Antonio Kast.
Cualquiera sea el nuevo mandatario de Chile, enfrentará una complicada situación económica a pesar de que el país recuperó la actividad previa a la pandemia y a que este año crecerá entre 10.5% y 11.5%, según las estimaciones del Banco Central. En 2022 habría una fuerte desaceleración y el crecimiento disminuirá en torno al 2%.