Sandra Xinico Batz

sxinicobatz@gmail.com

post author

Sandra Xinico Batz

El 29 de septiembre, Carlos Rodas, exsecretario de la Secretaría de Bienestar Social, que ha estado en prisión por su responsabilidad en el asesinato de las 41 niñas en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción en 2017, fue beneficiado con arresto domiciliario; en el desarrollo legal del caso, se ha denunciado en distintos momentos, el constante otorgamiento de privilegios para beneficiar a los ex funcionarios del Estado implicados en el asesinato de las niñas; también se han denunciado las demoras, los aplazamientos y la dilatación intencionada del proceso, lo cual revictimiza a las familias provocándoles un constante desgaste en su lucha por obtener justicia. La audiencia programada para ayer, en la que se llevaría a cabo la revisión de pruebas que serían incluidas en el juicio contra Armando Pérez, Brenda Chamán, Lucinda Marroquín, Gloria Castro y Harold Flores, fue suspendida y reprogramada para el 22 de octubre.

Más de 4 años han pasado desde el asesinato de las 41 niñas y la justicia aún parece estar lejos; lo más lamentable es que la realidad de las niñas y adolescentes que están a cargo del Estado ha venido empeorando, porque la impunidad prevalece y no existen castigos para quienes desde su papel de funcionarias, funcionarios del Estado agreden y violentan a las niñas, a las adolescentes que deberían resguardar, porque además reciben un salario para ello, pero por el contrario, se han convertido en perpetradores de múltiples violencias, vejaciones, que ponen en una situación de extrema vulnerabilidad a las niñas y adolescentes.

Se trata de una red de impunidad; las instituciones no solo son disfuncionales para resguardar a la niñez, sino que además existe una complicidad para proteger a los agresores y para protegerse entre sí mismos, lo cual alimenta la violencia porque no se marcan precedentes y estas violencias se potencian al ser un país misógino, clasista y racista. Las niñas, las adolescentes, las mujeres no están seguras en ninguna parte; se repite nuevamente el hecho de que un agente de la Policía Nacional Civil violenta sexualmente a una niña a le que debía resguardar, con la complicidad de otra agente que se bajó del vehículo para que su compañero agrediera a la niña; esto es inaudito.

Tan solo el miércoles pasado asesinaron a cinco mujeres. Los femicidios siguen aumentando y esto se toma únicamente como cifras. Más de 15 niñas, que están a cargo del Estado y permanecían en el Hogar Zafiro I, han sido reportadas como desaparecidas; la Defensoría de la Niñez de la Procuraduría de los Derechos Humanos constató que el hogar no tenía la infraestructura adecuada, que existe hacinamiento y no cuentan con agua potable; existen múltiples denuncias en contra del Hogar Zafiro, las niñas han denunciado malos tratos, violencia física y sexual. Hace unos días, frente a las cámaras de las, los periodistas y frente a los ojos de personal del Hogar Zafiro I, un grupo de niñas salió huyendo cuando iban a ser trasladadas a otro lugar. Huyen de un infierno.

Artículo anteriorMás allá del bien y del mal
Artículo siguientePréstamos COVID por el CHN: un “empecinamiento” que deja mal sabor