Crítica de cine y televisión

Erick Gálvez

Si en redes sociales has visto memes de un círculo, un triángulo y un cuadrado y te has preguntado ¿Qué es esto?, pues te cuento que internet se ha inundado de material relacionado con la serie; El juego del calamar (The Squid Game).

Esta es una serie de televisión surcoreana que fue estrenada el 17 de septiembre a través de la plataforma Netflix. Esta producción ha hecho historia siendo el primer drama coreano en alcanzar el primer lugar en vistas.

Esta serie de nueve episodios narra la historia de Seong Gi-hun (interpretado por Lee Jung-jae), un hombre que ahogado en deudas y sumido en la depresión, mientras es “invitado” a participar junto con un grupo de personas con iguales condiciones de desesperanza a jugar unos juegos mortales con la promesa de obtener un premio de 45,600 millones de wones, (unos 38 millones de dólares estadounidenses). Las razones y objetivos de estos juegos de supervivencia no son del todo claros para los protagonistas y lo único que saben es que deberán sobrevivir a toda costa si quieren obtener la millonaria recompensa.

El juego del calamar está basado en un juego callejero tradicional de Corea del Sur, que se basa en empujones, patadas y todo tipo de artimañas para alcanzar la victoria. Has de cuenta que es tipo “tenta” o “electric” para nosotros aquí en Guatemala, solo que más masacre.

El guion y dirección de este violento drama (thiller) está a cargo de Hwang Dong-hyuk, quien explicó que se tardó diez años en culminar el proyecto, entre las complicaciones estuvo el cese de grabaciones por la pandemia de Covid19.

LO BUENO

Me gustó recordar la sensación de contraste que surge entre una escena de extrema violencia con la música clásica, muy al estilo de La Naranja Mecánica de Stanley Kubrick. Se vuelven imágenes poéticas y terribles al mismo tiempo.

Otro guiño muy interesante fue el de las gradas de colores donde los personajes suben y bajan como si estuvieran en una obra de Maurits Escher con sus figuras imposibles.

Creo que el conflicto del personaje principal (y de todo el grupo de participantes de estos juegos mortales) es sumamente identificable con el público, la pobreza, las deudas agobiantes y la desesperanza es un “High concept” del cual mucha gente se puede identificar y que no pasará de moda.

Otro guiño que no me molestó es el de apelar a nuestros valores fundamentales para establecer lo bueno y lo malo, en esta historia no hay personajes realmente buenos, todos fallan y son víctimas de sus pasiones y defectos, eso los hace muy humanos. Al estilo de la saga de películas “Saw” (El juego del miedo) los participantes tienen que apreciar la vida si quieren salir vivos del juego o reto a cumplir.

LO MALO

Entiendo, pero siempre me cuesta asimilar, la sobre actuación de algunos personajes en las producciones asiáticas. En las historias hay personajes que cumplen con la función de “Comic Relief”, un descanso humorístico, entre tanto drama o suspenso. Como es el caso de la participante número 212.

Hay momentos que no hacen lógica, principalmente en la actuación del policía interesado en entender lo que está pasando con este juego macabro, (pero bueno, eso pasa en casi todas las series para complicar la trama).

El capítulo final cierra el ciclo de buena manera, para mí la historia termina en el edificio donde Seong Gi-hun (el participante 456) observa a un indigente muriendo de frío en nochebuena. Todo lo demás es el “gancho” del proyecto para invitar al público a una segunda temporada. Aunque las motivaciones del personaje principal a estas alturas ya no hacen mucho sentido y se fuerce el drama con una búsqueda de venganza poco creíble.

LO FEO

Creo que estuvieron de más todas y cada una de las referencias al cristianismo dentro de la obra. En el primer episodio el participante número 456 le dice a una persona en la estación de trenes que no quiere saber nada de Jesús, y en el último episodio es ayudado por una persona que carga una inusual cruz roja con el texto; Jesús. Si se buscó la ironía está bien, pero tal vez fue innecesario. También hay otro personaje que supuestamente se basa en valores cristianos y tiene actitudes para nada loables. Entiendo el punto, pero la obra no lo necesitaba.

En resumen, es una buena producción, con momentos muy intrigantes y memorables.

Mi puntuación es de: 75 / 100

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