DENNIS ORLANDO ESCOBAR GALICIA
Periodista
Marlyn Yahaira Tubac Toj, nacida en San Juan Sacatepéquez el 6 de octubre de 2009, empezó a interpretar melodías al piano cuando apenas tenía dos años y medio. Muchos aún recordamos cuando, hace como nueve años, una menuda niñita de multicolor traje sanjuanero fue sentada frente a un piano e inmediatamente con gran destreza toca el primer movimiento de la sonatina en do mayor de Friedrich Kuhlau. En ese momento –boquiabiertos- nos dimos cuenta que una niña prodigio había nacido. En lo personal me hizo recordar la escena de la película Amadeus, cuando el joven Mozart se solaza en su instrumento de teclado.
La primera presentación de Yahaira se hizo viral en redes sociales y los buscadores de noticias le dieron caza para presentarla en los medios de comunicación tradicionales (radio, prensa y televisión). Su primera exhibición internacional fue en el programa televisivo Siempre Niños, del conocido Don Francisco. En seguida la televisión guatemalteca le abrió espacio para entrevistas y demostraciones de su habilidad musical. También iniciaron sus presentaciones en diferentes auditóriums, desde los muy sencillos hasta los más ostentosos. Una de las más sobresalientes fue cuando en el Teatro Nacional de Guatemala “Miguel Ángel Asturias” acompañó al piano a Gaby Moreno, quien interpretó Luna de Xelajú.
Lo cierto es que la prodigiosa niña empezó a degustar la música desde cuando estaba en el vientre de su madre Marlen Toj. Cuenta Pedro Tubac Chococ, su papá, que cuando tocaba la barriga de su esposa y no sentía ningún movimiento empezó a preocuparse; por lo que buscó ayuda y le dijeron que practicara la estimulación temprana a través del método Mozart. “La música de Mozart tiene cierta influencia en el comportamiento de los bebés, fomentando su desarrollo intelectual y creativo”, aseguran algunos expertos. Inmediatamente don Pedro, músico de vocación, colocó una reproductora de sonido cerca del vientre de su esposa para que el pequeño ser viviente escuchara música. “Me sentí muy emocionado cuando después del experimento sentí movimientos en la barriga de mi esposa”, dice don Pedro.
Después de nacida, la primogénita de los Tubac Toj, escuchaba música por todos lados de la pequeña casa de la familia. Cuando ya se sentaba la pequeña Yahaira, su padre tocaba el piano con ella en su regazo; algunas veces era interrumpido por los pequeños dedos de su infanta. Don Pedro dice que Yahaira, ya más grandecita, dejaba de ver televisión cuando lo escuchaba a él tocar el piano en el cuarto contiguo y corría a ponerse a su lado. Rememora que a los dos años y medio inscribió a su hija en el Centro Artístico Infantil del Programa Word Vision, en San Juan Sacatepéquez. “Ahí se sintió como pez en el agua pues compartía con otros niños y niñas de talento musical”, dice con gran emoción el señor Tubac.
Yahaira aprendió a tocar piano con el método Suzuki, creado por el músico-pedagogo japonés Shinichi Suzuki para la enseñanza artístico-musical de niños y jóvenes. Fue la pianista guatemalteca Zoila Luz García su primera maestra de esta técnica. Ella le depara muchos éxitos y asegura que su talento la convertirá en una panista de fama internacional. A decir verdad: ¡Ya es una famosa mundial! Dice la maestra Zoila que se impresionó de la pequeña Yahaira porque con tan solo tres años tenía especial gusto por el preludio de Frédéric Chopin; una melodía lenta y sentimental.
El talento de Yahaira creció y se hizo mucho más grande que su pequeño piano (el Suzuki), ya insuficiente para sus dedos y destreza; por lo que al verla el maestro Carlos Penedo, restaurador de pianos, le obsequió uno de más tamaño y profesional para que diera rienda suelta a su capacidad artística. Es por eso que ya pudo presentarse en conciertos junto a otros músicos, a saber: con la Marimba Pampichi de Amatitlán, con la Orquesta Sinfónica Nacional, con la saxofonista Reynita Rodríguez, con el violinista Adrián Sequén, con la Orquesta Sinfónica Juvenil Sonidos de Esperanza de Word Vision Guatemala, con la Orquesta Sinfónica Sonidos de Esperanza de San Juan Sacatepéquez y con la Marimba de Bellas Artes de Guatemala.
La vida de Yahaira ha estado en todo momento influenciada por la música, al punto que estudia en la Escuela Pública de San Juan Sacatepéquez “Belarmino Manuel Molina”, quien fuera un destacado compositor y violinista nacido en dicho municipio. Actualmente cursa el quinto año y obtiene buenas notas, principalmente en Matemática que es su materia preferida. La música y las artes son pan comido, según lo dice la niña prodigio con desinhibida sonrisa. La misma que asegura no tener miedo escénico y sentirse realizada cuando está en un gran escenario a rebosar de admiradores. Cuenta que una vez, en una presentación en Antigua Guatemala, tenía temperatura alta y se sentía indispuesta, pero… al ya estar frente al público, se concentró en su presentación y hasta se le quitó el malestar.
Yahaira a pesar de su talento y fama ha vivido su niñez. Es decir ha sido niña de su tiempo: ha jugado a las muñequitas y también ha caído en los deslices de la diversión mediática de admirar a los equipos famosos del futbol, así como también ha dedicado “tiempito” para las caricaturas y las series de melodramas. Y es que don Pedro está consciente que no puede sacrificar a su hija en pro del éxito comercial. “Con disciplina y amor hay tiempo para alcanzar los sueños”, dice el afortunado papá Pedro. No obstante, la familia Tubac tiene bien definidos sus objetivos y trabaja disciplinadamente con horarios establecidos para que se realicen las tareas individuales de los cuatro miembros y las de conjunto.
En la actualidad están trabajando en equipo para realizar un concierto de música clásica de autores como Johann Sebastián Bach, Frédéric Chopin y Ludwig van Beethoven. En el mismo participaría don Pedro, Yahaira y su hermanito que toca violín. A propósito: ella también toca violín y dice que le gustaría aprender a tocar chelo.
Yahaira sueña con ser maestra de piano y le gustaría iniciar en el Centro Artístico Infantil de San Juan Sacatepéquez. Además le gustaría viajar por muchos países, principalmente donde han nacido grandes pianistas. En sus once años ya se ha presentado en Chile, Argentina, Estados Unidos, México, El Salvador, Nicaragua y por varios departamentos de Guatemala.
Antes de la pandemia Yahaira era una tierna criaturita, a la que le faltaban dientes frontales y se sentaba con gran dificultad en la banqueta del piano, provocándonos inmensa ternura. Después de estos dos años de pandemia se nos perdió de la vista y fue hasta hace poco que la volvimos a ver a través de YouTube en una entrevista y presentación musical. Ahora ya está más grandecita y casi se aproxima a la adolescencia. Sus piecitos ya rozan el piso pero no deja de ser la niña prodigio del piano. ¡Albricias y enhorabuena!
PRESENTACIÓN
El talento musical de Yahaira Tubac pone en evidencia, más allá de sus dotes naturales, la importancia del medio y particularmente el de la educación que desarrolla las capacidades congénitas de los niños. Descubrir ese valor, pero sobre todo asumirlo a través de políticas públicas, nos habilitaría para “educir” (según la terminología de los pedagogos) no una Mozart, sino muchísimos más en provecho de la realización de los guatemaltecos.
En La Hora nos complace celebrar la creatividad, el arte y el progreso intelectual, material y moral de los que con esfuerzo logran germinar en un terreno muchas veces estéril. Sabemos que sus éxitos son expresión de un estoicismo que en otros países, con apoyo e inversión, se enfocaría más en el ejercicio de sus condiciones que en la búsqueda de patrocinio para salir adelante.
Por ello, Yahaira Tubac nos hace sentir orgullosos, eleva nuestra autoestima y nos da alegría. Su música, al tiempo que nos abre a otra dimensión, la del espíritu (alejados de los valores contemporáneos donde priva como un absoluto lo material), hace patente las virtudes extendidas entre los niños y jóvenes en Guatemala. Es claro que lo que necesitan es solo un punto de apoyo para mover el mundo.
Lo invitamos a leer nuestra edición en búsqueda de ideas, es imperativo salir de la rutina, encontrar un espacio de silencio y entregarnos al pensamiento. El universo sabrá esperar. Urgen renovados conceptos que nos salven de la estupidez de los que no piensan, los incombustibles en la realización de la perversidad y el lucro inmoral. Dejemos permearnos por el espíritu que deriva solo del silencio de los que rumian con paciencia las ideas.