Los orígenes del socialismo

Jean Jacques Rousseau (1712-1778) pertenece al sector crítico de la ilustración liberal y, por ello, aunque mantiene muchos de sus esquemas (como el del pacto social) y aunque ha sido con frecuencia interpretado de un modo liberal e individualista, ya preanuncia una superación de las concepciones ilustradas de la sociedad. Para Rousseau la sociedad no es

en principio algo contrapuesto a la individualidad, y sólo una exacerbación desmedida de

los intereses individuales entran en conflicto con los de la sociedad como un todo. Para Rousseau individualización y socialización han de completarse de modo que, cuanto más

se socialice el hombre, más logra su propia realización personal. El principio en el cual se

plasma esta idea es su famosa “voluntad general”, que consideraba el verdadero fundamento de todo orden social que se considere justo. (*)

* González Antonio. Introducción a la práctica de la filosofía. Texto de iniciación. UCA Editores. San Salvador, 2005.

 

Quiero averiguar si puede haber en el orden civil alguna regla de administración legitima y segura a los hombres tal como son y las leyes como pueden ser. (…).

Encontrar una forma de asociación que defienda y proteja de toda forma común a la persona y a los bienes de cada asociado, y por virtud de la cual cada uno, uniéndose a todos, no obedezca más que a sí mismo y queda tan libre como antes. Tal es el problema fundamental (…).

Estas cláusulas, debidamente entendidas, se reducen todas a una sola, a saber: la entrega total de cada asociado con todos sus derechos a toda la humanidad; porque, en primer lugar, dándose cada uno por entero, la condición es la misma para todos, nadie tiene interés de hacerla onerosa para los demás (…).

En fin, dándose cada cual a todos, no se da a nadie, y como no hay un asociado sobre quien no se adquiera el mismo derecho que se le concede sobre si, se gana el equivalente de todo lo que se pierde y más fuerza para conservar lo que se tiene.

Por tanto, si se elimina del pacto social lo que no le es esencial, nos encontramos con que se reduce a los términos siguientes: cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general, y nosotros recibimos además a cada miembro como parte indivisible del todo.

(Tomado de Contrato social, 1761)

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