Factor Méndez

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Defensor Derechos Humanos. Catedrático. Periodista/Escritor. Estudió Derecho, Derechos Humanos y Trabajo Social en Guatemala, Honduras y Costa Rica. Catedrático San Carlos y Rafael Landívar. Fundador Centro de Investigación, Estudios y Promoción de Derechos Humanos CIEPRODH. Autor de ensayos y artículos sobre temas sociales, políticos, memoria histórica y Derechos Humanos.

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Factor Méndez Doninelli

Guatemala es un país subdesarrollado de la región de Centroamérica, multiétnico y pluricultural, que históricamente salvo en contadas excepciones, sigue dominado y controlado por élites oligarcas, depredadoras y neoliberales. Tiene un Índice de Desarrollo Humano (IDH) medio, se ubica en el puesto 127 de 189 países y según estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), es uno de los países más desiguales de América Latina.

Esa última afirmación se sustenta en el hecho de que en los últimos cinco años se nota un estancamiento de los indicadores sin ningún progreso en educación, salud, ni en reducir la pobreza económica, al contrario, ahora hay más gente pobre. Múltiples crisis padecidas en el 2021 han provocado una ralentización del país lo que podría precipitar una caída drástica del IDH. En opinión de expertos, Guatemala está en el “sótano” comparada con el resto de países latinoamericanos. Al contrastar el índice de pobreza multidimensional, casi un 30 por ciento de la población sufre privaciones múltiples, 21 por ciento está en situación de vulnerabilidad y quienes están en pobreza multidimensional soportan un 46 por ciento de intensidad.

En Guatemala uno de cada dos niños menores de 5 años, o sea, el cincuenta por ciento de la niñez padece de desnutrición crónica infantil y altos índices de mortalidad, esta violencia estructural es mayor en áreas rurales se concentra en comunidades y regiones indígenas. Por otra parte, la pobreza económica en aumento agravada por la crisis sanitaria por la Covid19, afecta a miles de familias que suman millones de personas, con escaso o ningún poder adquisitivo que amenaza su seguridad alimentaria y les impide acceso a salud, a medicamentos, a tratamientos médicos, a hospitalización o cuidados intensivos.

Entre una reiterada situación crítica en el sistema nacional de salud, con saturación de enfermos en hospitales públicos y privados, escasez de equipos médicos, de medicamentos, de recursos humanos y de vacunas, el país atraviesa por una peligrosa ola de contagios que preocupa a todos. De conformidad con los últimos reportes de las autoridades de salud, se registra un promedio de tres mil casos diarios más la cauda de fallecidos. El elevado número de víctimas mortales que ya supera las diez mil personas hizo colapsar el sistema de registro de casos del Ministerio de Salud, cuyas autoridades al momento de programar el registro nunca imaginaron que se pudiera alcanzar esa cifra de muertes. Sin contar que sabemos sobre la existencia de un sub registro de casos.

Todos estos vacíos, inexactitudes, escasez e improvisación mostrados por las autoridades del Minsalud hacen evidente la irresponsabilidad, incapacidad, apatía, desinterés social, insensibilidad e ineficiencia demostradas en el manejo de la pandemia.

La población sigue exigiendo la renuncia del presidente Alejandro Giammattei, por el pésimo desempeño en el manejo de la crisis sanitaria, por corrupto, por la opacidad en el manejo de los fondos millonarios, por mentir a la población y por andar de limosnero pidiendo donación de vacunas que ya ha recibido de varios países ricos.

Más de 10 mil familias guatemaltecas y de seguro otras miles, sufren y sufrirán el dolor por la pérdida irreparable de sus seres queridos, que quizá muchas pudieron evitarse si el gobierno fuera responsable, honesto, ético y buscara el bien común. Pero no es así, por eso el clamor popular exige la renuncia del gobierno de Giammattei y cuentas claras. ¿Señor, dónde está el dinero?

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