Una nave tripulada se acopló hoy a la nueva estación espacial de China al comienzo de una misión de tres meses, un hito para el ambicioso programa espacial del gigante asiático.
La cápsula Shenzhou-12 se conectó con el módulo de la estación espacial Tianhe, Armonía Celestial en chino, unas seis horas después de despegar desde el centro de lanzamiento de Jiuquan, en un extremo del desierto del Gobi.
Los tres astronautas, dos veteranos y uno que viaja al espacio por primera vez, serán los primeros en habitar el principal módulo del puerto orbital, donde realizarán experimentos, probarán equipos y prepararán la estación para recibir dos módulos adicionales el próximo año.
La misión eleva a 14 el número de astronautas puestos en órbita por Beijing desde su primera misión tripulada en 2003. China es el tercer país que logra hacerlo en solitario luego de la antigua Unión Soviética y Estados Unidos. De esos, dos eran mujeres y aunque la primera tripulación del puesto orbital será totalmente masculina, se espera que el futuro albergue también a mujeres.
Los tripulantes, ya con sus trajes espaciales, fueron despedidos por el comandante del programa espacial tripulado chino, otro personal uniformado y una multitud de niños que agitaban flores y banderas y entonaban canciones patrióticas. La nave, impulsada por un cohete Long March-2F Y12, despegó a las 9:22 de la mañana con una visibilidad casi perfecta.
El cohete se separó de sus propulsores aproximadamente a los dos minutos de vuelo, a lo cual siguió la unión que rodeaba a la Shenzhou-12 en la parte superior del cohete. Después de unos 10 minutos, la cápsula se separó de la sección superior y extendió sus paneles solares poco después de entrar en órbita.
En las seis horas posteriores se realizaron alrededor de media docena de ajustes para alinear la cápsula para su acoplamiento en la Tianhe, alrededor de las 16:00 horas.
El tiempo de viaje se redujo con respecto a los dos días que se necesitaban para alcanzar estaciones espaciales experimentales previas como resultado de «una gran cantidad de avances e innovaciones», el subdirector de diseño de la misión, Gao Xu, a la televisora estatal CCTV.
Entre las mejoras está el aumento de los sistemas automatizados y controlados de forma remota que deberían «aliviar significativamente la presión sobre los astronautas», afirmó.
La misión es la tercera de las 11 planeadas para el próximo año para incorporar más secciones a la estación, enviar tripulantes y suministros. En tres meses llegarán otros tres astronautas y una cápsula con suministros.
China no participa en la Estación Espacial Internacional, en gran parte por las objeciones de Estados Unidos al secretismo de los programas espaciales de Beijing y a su estrecha vinculación con el ejército. Sin embargo, China ha aumentado su cooperación con Rusia y con otros países, y su puesto podría seguir operando más tiempo que la EEI, que está alcanzando el final de su vida útil.
El mes pasado, China hizo aterrizar en Marte una sonda con un robot explorador, Zhurong, y antes llevó el mismo equipo a la cara menos conocida de la Luna, de donde trajo a la Tierra las primeras muestras lunares desde la década de 1970.
Después del lanzamiento de Tianhe en abril, el cohete que la llevó al espacio regresó a la Tierra de forma descontrolada, lo que generó críticas que China rechazó. Normalmente, los módulos descartados de los cohetes reingresan a la atmósfera poco después del despegue para caer en el agua, y no entran en órbita.
El cohete utilizado el jueves es distinto y se prevé que las piezas que regresen se quemen mucho antes de que puedan generar peligro, dijo Ji Qiming, director adjunto de la Agencia de Vuelos Espaciales Tripulados de China.