Sandra Galicia.
sandraegalicia@gmail.com
Futura Internacionalista. Curiosa e inquisitiva, busca comprender la realidad local y global en la que vive para ayudar a transformarla.
La historia de Guatemala ha estado marcada, desde sus raíces coloniales hasta la actualidad, por una cultura del miedo, de la opresión, de la violencia y de la normalización del sufrimiento de la mayoría de sus habitantes. Unos pocos han sido quienes han tenido la dicha de vivir diferente o de salir de este estado mental generalizado que se ha convertido en un conjunto de características de nuestra cultura.
¿Cuánta valentía se requiere para salir de este estado mental? La vida política de Guatemala deja en evidencia que son pocos los jóvenes que han tomado la decisión de involucrarse en procesos políticos. Probablemente porque desde pequeños se nos enseña a no reclamar, no denunciar, no manifestar y a no participar; porque quien es líder debe de cargar con más responsabilidades y es mejor velar por intereses propios que los colectivos.
La situación ha evolucionado, nosotros los jóvenes ya no permitimos que pasen por encima de nosotros, resistimos y cuestionamos a las generaciones mayores; luchamos por los derechos de las mujeres; apoyamos y fomentamos la salud mental; nos preocupamos por el medio ambiente; luchamos y acompañamos las luchas de los pueblos indígenas; condenamos los estereotipos y prejuicios, luchamos en contra de la corrupción, buscamos educarnos y dar lo mejor de nosotros al mundo. En resumen, estamos cansados, de los traumas e injusticias que hemos heredado, y no estamos dispuestos a quedarnos de brazos cruzados.
La pandemia causada por el virus SARS-CoV-2 despertó en la ciudadanía un interés por investigar y saber qué se hace con los fondos destinados a la respuesta a esta crisis. Todos tienen tiempo para escribir sus opiniones, la auditoría social comenzó sin que nadie supiera que la estaba llevando a cabo. La denuncia del alza de los precios, la atención al portal de Guatecompras, el análisis de las compras realizadas, el escrutinio de la información compartida por las instituciones del Estado… poco a poco, en todos los muros de las redes sociales se compartían noticias, denuncias, quejas, opiniones, debates. Así lo planteó el historiador Noah Harari en una entrevista al New York Times: “Por primera vez en la historia de la humanidad, la tecnología hace posible monitorear a todos en todo momento… deberíamos hacer uso de las nuevas tecnologías, pero estas tecnologías deberían empoderar a los ciudadanos”.
Y es exactamente a lo que deseo invitarte a ti, curioso lector que por alguna razón habrás llegado a esta columna de opinión. Tienes derecho a expresarte, a emitir tu opinión, que nadie te diga que no tienes derecho a opinar nada si no actúas, porque existen distintos tipos de control ciudadano, que van desde la simple observación, la denuncia y el ciberactivismo hasta peticiones de rendición de cuentas, auditorías, contralorías y veedurías sociales, entre muchos otros.
Finalmente, me gustaría hacer énfasis en la importancia del involucramiento de nosotros los jóvenes en la política, leer y aprender para exigir, analizar y vigilar a nuestros políticos, asegurarnos que cumplan con sus obligaciones. De no suceder, estaremos fallando en la construcción de una verdadera democracia en Guatemala, a todos aquellos que no tienen los espacios necesarios para elevar sus voces y clamar por justicia, transparencia, honestidad y respeto y por aquellos que lo hicieron y siguen siendo víctimas de la corrupción.
“El valor de una nación no es otra cosa que el valor de los individuos que la componen.”
John Stuart Mill