Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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La recuperación económica del país será posible en la medida en que el gobierno logre vacunar a la mayoría de la población contra el COVID-19 con prontitud y eficiencia. Para ello, la logística del “Plan Nacional de Vacunación contra la COVID-19” presentado por el presidente Giammattei, cobra vital importancia. Lamentablemente el documento carece de información fundamental para realizar una adecuada planificación y ejecución logística del abastecimiento de las vacunas.

El objetivo de esta columna de opinión no es criticar, sino aportar conceptos logísticos técnicos que aparentemente no se tomaron en cuenta o no se les dio la debida importancia al elaborar el plan.

En primer lugar, se debe cuantificar la cantidad de personas que serán vacunadas en cada fase, por área geográfica y en total, y en qué período de tiempo se espera vacunar a la totalidad de las personas por área. De allí se deriva la definición de los puntos de vacunación. Es inviable ir a cada rincón del país a vacunar, por lo que se debe identificar que lugares presentan una ubicación geográfica conveniente para vacunar in situ y también que sirvan como base para tener equipos móviles que puedan salir a vacunar a lugares menos accesibles y con menor concentración de habitantes. El documento únicamente cuantifica las personas a vacunar en la fase 1 y no indica las ubicaciones donde se realizarían las jornadas de vacunación. Los períodos de tiempo estipulados son ambiguos. También se debe tomar en cuenta que es muy probable que la vacunación a la población en general (fase 4) se realizará en los meses de invierno, con las dificultades de movilización que conllevan las lluvias, principalmente en las áreas rurales.

En segundo lugar, se debe definir la cantidad de equipos que estarán vacunando en cada área geográfica de acuerdo a la cantidad de personas y al período de tiempo establecido. Para ello sirve de forma parcial la información de la estimación de equipos de vacunación, donde un equipo puede aplicar hasta 120 dosis diarias. Sin embargo, al no tener definida la cantidad de personas y el período de tiempo en que se estima vacunar a la totalidad de las personas ya definidas, la información del plan queda inconclusa.

En tercer lugar, ya teniendo un mapa claro de los puntos geográficos donde se vacunará y cuántas vacunas deben ser aplicadas en cada ubicación, se debe definir la capacidad de almacenaje por ubicación. El documento muestra únicamente la capacidad de almacenaje a nivel global y por rango de temperatura, superando las 200 millones de dosis en capacidad, dato irrelevante ya que existen vacunas, como la de Moderna, que necesita una temperatura de -20 grados Celsius y si se descongela tiene una vida de anaquel de 30 días a una temperatura entre 2 y 8 grados Celsius, o la de Pfizer, que necesita una temperatura de ultracongelación de -70 grados Celsius y si se descongela tiene una vida de anaquel de 5 días a temperatura entre 2 y 8 grados Celsius. La información anterior cobra especial relevancia, ya que la capacidad de almacenaje de ultracongelado (-70 grados Celsius) es menor a las 500 mil dosis y su vida de anaquel es la más corta, lo que implicará serias restricciones en la cadena de abastecimiento de no tomar acciones inmediatas.

Continuará…

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