Marco Trejo
La fiscal General, Consuelo Porras no se ha dado cuenta o no le han contado la magnitud que tuvo “el descuido” de haber nombrado como fiscal especial a Karin Orellana. Es importante que haga una auto crítica de lo que paso la semana pasada y las implicaciones que tiene esto para una institución que en el 2015 tuvo un cambio de imagen institucional y muchos guatemaltecos empezaron a creer en el trabajo de la fiscalía.
Doña Consuelo no movió un solo dedo para decir quién tuvo la responsabilidad de esa gran equivocación, si fue equivocación, pero si dijo que ella no era la responsable de la contratación de Orellana, pero con la compra del edificio de la zona 5, si han hecho lo imposible por deducir responsabilidades contra Thelma Aldana, así como en el caso de la plaza fantasma.
No podemos ser gallo gallina, cuando se trata de nuestro pellejo, tenemos que ser congruentes con lo que se dice y se hace. No es posible, pero si lo fue, por lo vivido, que una persona se haya infiltrado hasta la cocina del Ministerio Público y que un secretario haya tratado de justificar dicha contratación a capa y espada y lo peor que se haya atrevido hacerlo por medio de las Redes Sociales.
Eso es imperdonable, pero más imperdonable es que este funcionario siga trabajando en la institución que vulneró totalmente, que han dejado mal parada ante los ojos de 17 millones de guatemaltecos, quienes vemos como se viene abajo, otra vez, la imagen de una institución que debe velar por la persecución penal.
Ángel Pineda, Secretario de Política Internacional del Ministerio Público (MP), demostró, con su defensa oficiosa, que no es una persona idónea para estar en la institución, que es la encargada de la investigación penal y por el contrario ha puesto una mancha gris sobre la entidad de la zona 2. Pero si sumamos a todo esto que la fiscal especial destituida tenía conflictos de intereses, por las asesorías que presta, terminamos de echar más tierra al MP.
Porras justificó que la Fiscal Especial aprobó las pruebas psicométricas y de confiabilidad; así mismo la jefe del Ministerio Público señaló que la Fiscalía contra la Narcoactividad no le informó sobre la relación de Orellana Pinto con Erasmo Martínez Díaz, acusado en Estados Unidos por tráfico de drogas y ahora detenido con fines de extradición.
“Si la Fiscalía me hubiera informado que había una línea de investigación en su contra, no la hubiera contratado”. Yo no puedo adivinar qué persona está involucrada arremetió doña Consuelo para defender su silla, aunque no se recuerda que los fiscales tienen independencia de acción y decisión.
Sí bien es cierto la función de un periodista es incomodar a los que nos gobiernan, tenemos que respetar la vida privada del funcionario, pero cuando involucran a sus familiares, parejas o amigos en negocios sucios, allí viene el trabajo de la prensa, sacar a luz dichas decisiones que pasan a ser parte del escrutinio público porque hicieron mal uso de los fondos del Estado.
Consuelo Porras debe de poner las barbas en remojo y debe dar muestras de transparencia y no de estar vigilante, ella es la responsable de todo lo que se hace en esa institución y por ende debe responder por las decisiones de sus subalternos en nombramientos y más cuando son del nivel de una Fiscal Especial, cuyo puesto debe ser para gente proba y no para gente que logra pasar exámenes de conocimiento profesional.
Es criticable que el Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala (CANG), no se haya pronunciado en este caso que deja mal parado a un gremio profesional tan importante para lograr la justicia en un país, pero se nota que no les interesa limpiar un gremio que es criticado por el accionar de muchos profesionales del Derecho, que no andan muy derecho que digamos.