Arlena Cifuentes
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Es innegable que los medios de comunicación han jugado un papel determinante en el triunfo de Biden como el nuevo presidente electo de los Estados Unidos. Las grandes decisiones a nivel mundial están siendo determinadas a través de las campañas mediáticas que dichos medios llevan a cabo. En este caso habría que analizar cuando se inicia el esfuerzo a favor de Biden.
Nunca fui simpatizante de Trump sino todo lo contrario, reconozco los tremendos errores cometidos durante su gobierno. Su obsesión sobre la construcción del famoso muro que sirvió de punta de lanza para que obtuviera la victoria en el 2016; por otra parte, el racismo que hizo tan evidente y que no pudo disimular, además de su prepotencia desplegada a diestra y siniestra. Así podríamos enumerar otras muchas razones que jugaron en su contra. Pero el papel determinante en el fracaso de Trump y en la victoria de Biden y de Kamala Harris que no es casualidad que haya sido la compañera de fórmula de Biden, por cierto muy carismática, lo tuvieron los medios de comunicación y las redes sociales que demostraron no ser un cuarto poder sino un primer poder sobre la base de una misma consigna que se materializa en el plan globalista impulsado por Soros –quien no es el único pero es la cara más visible- quienes respaldaron incondicionalmente la campaña antitrump no solo en los Estados Unidos sino a nivel mundial utilizando para ello todos los recursos a su alcance con el fin de generar irracionalidad y fanatismo –lo cual es común y no requiere de mayor esfuerzo- hasta llegar a convertirlo en un ser odiado y detestable.
Por otro lado, se presenta la imagen de un Biden pacifista en contraposición con un Trump maquiavélico cuya campaña se desarrolla sobre la base de la utilización de las emociones de manera que partiendo de un determinado discurso logran alcanzar el triunfo de Biden como pieza fundamental para impulsar el proyecto Soros en donde la “libertad” del ser humano está condenada a desaparecer se trata de implantar la robotización de la humanidad para efectos de dominación, terminando así con la supuesta soberanía de los pueblos que se diluye cada vez más.
Las redes sociales y las encuestadoras pronosticaron desde un principio el triunfo de Biden careciendo de toda imparcialidad al punto de reconocer que son ellos quienes ponen a los presidentes lo que contribuye a reafirmar que la democracia como modelo político está agotado.
El documento del Foro Económico Mundial contiene el plan y las políticas que impulsará Joe Biden muy bien organizado y diseñado. No es fantasía ni es un invento es una realidad que se debe asimilar y aceptar a pesar de que Biden y sus seguidores prediquen que un objetivo primordial es la búsqueda de la paz en el mundo. Vivirán nuestros nietos una dictadura.
Aceptaremos las imposiciones o nos revelaremos, como lograr que la gente se informe, que los contenidos de la educación sean diferentes enseñando a pensar a forjar un pensamiento crítico en un país como el nuestro y en todo el mundo. Me parece inconcebible que personas ilustradas, creyentes católicos no estén conscientes de la amenaza que representa Biden como pieza clave y puerta de entrada para conspirar contra los cristianos en el mundo.