Por LUIS ANDRÉS HENAO
CANCÚN, México
Agencia AP
El huracán “Delta” avanzaba el miércoles por el Golfo de México hacia Luisiana después de haber tocado tierra en la Península de Yucatán, donde sólo causó daños e inundaciones menores, derribó árboles y dejó sin electricidad a miles de personas en una zona llena de enclaves turísticos.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos informó que “Delta” se debilitó al atardecer a ciclón de categoría 1, pero en la tarde comenzó a intensificarse levemente con vientos máximos sostenidos de 150 km/h (90 mph). Se prevé que ganará fuerza nuevamente antes de azotar la costa estadounidense en el golfo.
El miércoles por la tarde su centro se ubicaba a 890 kilómetros (550 millas) al sur-sudeste de Cameron, Luisiana, y avanzaba hacia el noroeste a 28 km/h (17 mph). Podría llegar a tierra el viernes al sur de Morgan City, en ese mismo estado, posiblemente como huracán de categoría 3.
Delta tocó tierra en México alrededor de las 5:30 a. m. hora local, con vientos máximos sostenidos de 175 km/h (110 mph). Las autoridades dijeron que no causó muertos ni heridos, aunque cientos de turistas y residentes en las zonas más vulnerables se vieron obligados a refugiarse. El temporal dejó sin electricidad a unos 266.000 usuarios en la Península de Yucatán, aproximadamente un tercio del total local.
El gobernador del estado de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, afirmó que lo peor del huracán ya había pasado y que los principales problemas se debieron a árboles que bloquearon carreteras e interrumpieron el servicio eléctrico.
El funcionario de protección civil Luis Alberto Ortega Vázquez dijo que unas 39.000 personas fueron evacuadas en Quintana Roo y Yucatán, y que unas 2.700 acudieron a refugios para tormentas en los dos estados.
Según el gobernador, el miércoles por la tarde la gran mayoría de los turistas ya habían regresado a sus hoteles, pero se había abierto un «refugio adicional» para acoger a los pasajeros que se quedaron varados en Cancún debido a la cancelación de 157 vuelos. Joaquín González agregó que el aeropuerto internacional reanudaría sus operaciones normales el jueves, aunque el miércoles por la noche ya se encontraba abierto.
Hubo informes de algunas inundaciones en Cozumel y Playa del Carmen. Durante la noche se recibieron llamadas de emergencia de personas cuyas ventanas o puertas estaban rotas y se les trasladó a los albergues.
Los intensos vientos derribaron más de mil árboles. Las autoridades confiaban en que el miércoles por noche quedara restablecida la electricidad al 80% de los afectados.
El miércoles por la mañana, los huéspedes del hotel Fiesta Americana Condesa amanecieron en las aulas del Instituto Tecnológico de Cancún, el cual fue habilitado como albergue.
Todas las ventanas fueron tapiadas para protegerlas del huracán, por lo que no pudieron ver lo que estaba sucediendo afuera, pero dijeron que el viento comenzó a ulular alrededor de las 2 a.m. y que llovió mucho. La electricidad se fue el miércoles en la madrugada, y con ella el aire acondicionado, por lo que todo estaba empañado cuando los turistas usaban la luz de sus teléfonos celulares al levantarse y tomar una primera taza de café.
Para la tarde ya habían regresado a su hotel, y las autoridades estatales anunciaron que los negocios podían reabrir a las 3 p.m. También levantaron la prohibición a la venta de alcohol.
«Lo difícil ha sido esperar», dijo Ana Karen Rodríguez, de Monterrey. Ella y un amigo llegaron a Cancún el martes por la mañana, y en la tarde fueron trasladados al refugio. Dijo que el hotel hizo planes con anticipación y todo lo posible para que los huéspedes estuvieran cómodos.
Mientras tanto, los habitantes de Luisiana y Mississippi se preparaban para la llegada de Delta, que el viernes podría golpear sus costas.
John Bel Edwards, gobernador de Luisiana, dijo que esperan el impacto el viernes por la noche o el sábado por la mañana y que todo el estado está en su trayectoria, por lo que las autoridades alistaban las zonas costeras con distintas medidas de protección.
Luisiana todavía no se ha recuperado del huracán Laura, que azotó en agosto el suroeste de la región después de tocar tierra con fuerza de categoría 4. Más de 6.600 personas que fueron evacuadas permanecen en hoteles en distintos puntos del estado, sobre todo en Nueva Orleans, porque sus viviendas están demasiado dañadas para que regresen.