Por ALMUDENA CALATRAVA
BUENOS AIRES
Agencia (AP)
El dibujante y humorista gráfico argentino «Quino», creador de la niña contestataria Mafalda que con su acidez e ironía hizo reír a millones de lectores en el mundo, falleció ayer. Tenía 88 años.
El deceso de Joaquín Salvador Lavado, su verdadero nombre, fue anunciado por Daniel Divinsky, quien fue su editor. «Se murió Quino. Toda la gente buena en el país y en el mundo, lo llorará», escribió en Twitter.
Muchos miembros de la clase política argentina lamentaron la pérdida del autor de la tira cómica basada en la pequeña de seis años de pelo oscuro y oriunda de Buenos Aires que interpelaba a los adultos con irreverencia.
La vicepresidenta y exmandataria (2007-2015) Cristina Fernández de Kirchner subió un video en Twitter en el que, con ocasión de la inauguración en 2012 de un centro cultural en Mendoza, la provincia natal de Quino, puede verse cómo el dibujante le deseó con humor «mucha suerte en esta changuita (este trabajo) de gobernar que tiene usted».
En esa ocasión, la mandataria resaltó que Quino «decía las cosas que no se podían decir en épocas en que la palabra estaba prohibida y Mafalda interpelaba a la sociedad con mucha fortaleza».
El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, señaló que su «inmensa obra estará siempre presente en la historia argentina y en la memoria colectiva de quienes la disfrutamos».
Historietistas y artistas de Argentina y otros países lo recordaron con cariño.
«A los 88 años nos deja un genio del humor. Un titán del cómic argentino. Joaquín Lavado ‘Quino’. Maestro del humor gráfico y creador de Mafalda. Sus viñetas seguirán aquí para nuestro disfrute. DEP», dijo el comediante español Santiago Segura.
El cantautor español Alejandro Sanz se consideró un admirador del dibujante y su pequeña criatura. «Me encantaba #Mafalda y la visión del mundo a través de tu pluma #Quino #DEPQuino», señaló.
La Real Academia Española destacó la universalidad del humorista. «Sus certeras palabras viajaron a ambos lados del Atlántico gracias a sus viñetas y su peculiar sentido del humor», dijo la institución en su cuenta de Twitter.
Varios ramos de flores fueron depositados en el banco en Buenos Aires donde está sentada una estatua de Mafalda y a cuyos lados se encuentran parados sus amigos Susanita y Manolito.
El argentino Claudio Demichelis, quien trabaja en la marina mercante, fue uno de los admiradores de Quino que dejó su ramo.
«Recién me enteré y fui a la florería, y un amigo me dijo ‘llevate también un copita de vino’… Le hice mi pequeño homenaje en dos minutos, lo menos que puedo hacer», dijo Demichelis a The Associated Press luego de hacer un brindis por el humorista.
El hombre indicó que aunque el humor de Quino fue universal, nadie mejor que él supo reflejar con ironía los problemas de los argentinos. «Es una parte de nuestra historia», afirmó.
El tributo escultórico a la niña porteña se encuentra en el barrio de San Telmo, donde según la tira cómica ella vivía con sus padres y su pequeño hermano.
Según diarios de Mendoza, en el oeste de Argentina, Quino murió en la localidad mendocina de Luján de Cuyo, donde residía. Sufría problemas de salud y un paulatino deterioro desde hace tiempo. En los últimos años padeció un glaucoma que le afectó seriamente la vista.
El dibujante se había trasladado de Buenos Aires a su provincia natal en 2017 luego del fallecimiento de su pareja, Alicia Colombo.
En su 88mo cumpleaños, en julio, en medio de la pandemia de coronavirus, el humorista recibió el «abrazo virtual» de miles de mendocinos, quienes le enviaron dibujos, videos, fotos y mensajes.
El martes se habían cumplido 56 años de la primera publicación de Mafalda, que se llevó a cabo en la revista Primera Plana.
Quino combinó magistralmente la ironía, la acidez y la ternura en su vasta obra como humorista.
En 1963, siendo un autor poco conocido fuera de un círculo reducido de cultores del género, publicó en Buenos Aires un libro de humor gráfico llamado «Mundo Quino». Fue el lanzamiento del dibujante creador de la irreverente Mafalda y sus amigos.
El historietista se catapultó a la fama con la niña contestataria a la que dio vida en 1964. Sin embargo, su obra va mucho más allá, tal como quedó patente en los libros de humor que produjo a lo largo de su vida.
Los personajes eran personas normales y corrientes: niños, amas de casa, empleados explotados por sus jefes, víctimas del absurdo, el autoritarismo y sus propias limitaciones. Cada chiste gráfico era una pequeña historia, desopilante y a veces de una tristeza desgarradora.
De 1976, cuando comenzó la última dictadura militar en Argentina, son «Yo que usted» y «¡No me grite!», editados en México y Portugal. Otras recopilaciones son «Ni arte ni parte» (1981), «Gente en su sitio» (1986), «Potentes, prepotentes e impotentes» (1989), «Yo no fui» (1994), «La aventura de comer» (2007) y «¿Quién anda ahí?» (2012).
Sin embargo, el interés por la pequeña Mafalda permaneció y sus libros continuaron imprimiéndose. Así, fue elegida para acompañar campañas de UNICEF, la Cruz Roja Española y la Cancillería argentina.
A los 81 años, Quino reconoció a medios de prensa que había dejado de dibujar por algunos problemas de su vista y puntualizó que estaba satisfecho porque había dicho «casi todo» lo que sintió a lo largo de su vida. Pese a ello, las tiras de sus historietas se siguieron publicando.
En 2014 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, uno de muchos reconocimientos en su carrera. El jurado destacó que «al cumplirse el 50 aniversario del nacimiento de Mafalda, los lúcidos mensajes de Quino siguen vigentes por haber combinado con sabiduría la simplicidad en el trazo del dibujo con la profundidad de su pensamiento».
No se conocieron de inmediato los planes funerales.