Napoleón Barrientos

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Guatemalteco, originario de Alta Verapaz, forjado bajo los principios de disciplina, objetividad y amor a la patria; defensor del estado de derecho, de los principios de la democracia, con experiencia en administración pública, seguridad y liderazgo de unidades interinstitucionales.

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David Barrientos

La Independencia de Guatemala fue un acontecimiento en la historia, aunque decidido por muy pocos, marcó el “rumbo” del país; por lo tanto, es importante conocerla, fue un proceso socio político histórico de hace ya 200 años casi; sin embargo, supone ser libres de condiciones o influencias ajenas; nada más apartado de la realidad actual en el contexto de las naciones. Hoy los pueblos deciden por si mismos solo en consecuencia con sus propias debilidades y fortalezas, situación que impone la interdependencia y nos ubica en la región y en el mundo. Quienes ejercen la diplomacia están acostumbrados a ese juego continuo de acciones y decisiones, siendo ellos los mejores testigos que la interdependencia prevalece hoy más que nunca.

Si nos trasladamos al contexto económico podremos asegurar que la interdependencia hace referencia al intercambio internacional de bienes y servicios más la movilidad de los factores productivos, la que ha crecido notablemente en un mundo globalizado, de tal modo que no tiene sentido analizar las economías nacionales por separado, hoy como en otros fenómenos sociales desafían a las fronteras y permiten que los términos de interdependencia y globalización estén íntimamente ligados, donde un elemento clave es la interrelación y dependencia del exterior, lo que ha generado transformaciones en la naturaleza y tradicional ejercicio del poder de los estados, pues los problemas y soluciones del desarrollo superaron los limites políticos, abriendo la oportunidad de reconfigurar al estado que obligadamente debe permitir la interdependencia coordinada que propicie la gobernanza global pese a los desafíos que ello implica.

La sana interdependencia requiere de una dinámica de responsabilidad mutua y de compartimiento común de principios entre las naciones del mundo, estas reconocen la verdad o la validez en cada una de sus posiciones y las desarrollan mediante acuerdos mutuos; así, todos los países son dependientes en diferentes grados y áreas como: comercio, tecnología, comunicaciones, seguridad, migración, etc. Obligando a los países a mantenerse en una constante interdependencia al relacionarse en distintas áreas con consecuencias en sus sociedades, haciendo que la independencia y soberanía sean conceptos históricos y románticos en el desarrollo de las naciones, términos que deben redefinirse basados en la realidad y con un riguroso método científico que se inscribe entre otros, en las ciencias sociales y políticas.

Si los elementos considerados para la interdependencia son la reciprocidad, equidad y la cooperación, inferimos que la nuestra puede estar en balance negativo: Si en el contexto regional enviamos al norte: ilícitos, migrantes ilegales y propiciamos inestabilidad, no podemos pretender una estrella, solo podemos esperar: condicionamientos económicos y comerciales, persecución bajo reglas hegemónicas, interferencia, entre otros; o sea no proyectamos respeto.

Nos encontramos en una fecha oportuna para abordar el tema de la independencia de manera responsable, aunque parezca no importarle a nadie, pues su discusión está ausente en la dinámica social; la sola crítica a las celebraciones no contribuye en absoluto; para sostenernos en la interdependencia debemos construir un mejor país, obra que comienza por preguntarnos, ¿qué Guatemala queremos? porque hasta ahora pareciera que no hay norte, así cualquier camino es bueno. Eso sí, seguimos diciendo que somos independientes y peor aún, celebrando.

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