Por Grecia Ortíz
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Este domingo 30 de agosto, se dio a conocer el fallecimiento del destacado artista plástico Rodolfo Abularach, quien fue reconocido con el Premio Nacional de Pintura Carlos Mérida 2019 y recordado por la sutileza y la profundidad de sus imágenes aumentadas del ojo humano.
Tras darse a conocer la noticia, diferentes personas, asociaciones, academias, artistas, entre otros, han manifestado sus condolencias por su fallecimiento, en Facebook perfiles como Juannio, lamentaron la partida de Abularach a quien identificaban como un gran amigo y benefactor. Aún se desconoce la causa de su muerte.
La Asociación Fidelis Ad Artem, también se unió a las muestras de pesar del artista fallecido.
UNA RECONOCIDA CARRERA
Abularach era reconocido como un artista plástico y dibujante guatemalteco que nació en 1933, y quien según el sitio electrónico Latin American Art, pertenecía a una brillante generación de artistas nacionales como Luis Díaz, Ramón Banús, Roberto Cabrera, Margarita Azurdia, entre otros.
El guatemalteco estudió en Pasadena, California en 1953 y más tarde en México, luego de 1954 a 1957, en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Ciudad de Guatemala, también destacan sus investigaciones sobre el arte folclórico para la Dirección de Bellas Artes.
No obstante, destacan que fue autodidacta y que en sus comienzos fue dibujante y pintor de escenas de corridas de toros.
Otro de los aspectos que destacan es que obras de Abularach atravesaron una profunda transformación cuando intentó unir elementos del arte abstracto y del surrealismo y experimentó con texturas, como por ejemplo, en dibujos sombreados hechos en lapicera y tinta, tales como «Fugitive from a Maya Lintel».
“Se hizo famoso a escala internacional debido a sus imágenes aumentadas del ojo humano. En su visión de conjunto subyacen energías creadoras, que surgen como símbolo e imagen, que justifican la fe del autor por crear un orden puro y supremo”, anotan desde el Latin American Art.
Además, mencionaron que era un excelente dibujante y grabador, pues sus obras coinciden con la técnica más firme y rigurosa cuyo oficio estaba al servicio de su creación.
Al mismo tiempo, era descrito como intelectual, un orfebre preciso y seguro que se manifiesta a través de la acción de la línea, de su limpio y a veces complicado recorrido, quien sabía que la línea es una de las expresiones más valederas de la energía plástica y humana.