Carlos Figueroa

carlosfigueroaibarra@gmail.com

Doctor en Sociología. Investigador Nacional Nivel II del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México. Profesor Investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Profesor Emérito de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales sede Guatemala. Doctor Honoris Causa por la Universidad de San Carlos. Autor de varios libros y artículos especializados en materia de sociología política, sociología de la violencia y procesos políticos latinoamericanos.

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Carlos Figueroa Ibarra

El proverbio erróneamente atribuido a Don Quijote es pertinente para lo que hoy acontece en México en relación a la lucha contra el narcotráfico. Mientras la derecha acusa al Gobierno de la 4T de ser blandengue con el crimen organizado, muestra lo contrario la ferocidad del atentado del 26 de junio contra Omar García Harfuch, Secretario de la Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México. El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) organizó un costoso y minucioso operativo con cuatro comandos con 28 efectivos. Estos fueron apostados en tres puntos de ataque en las posibles rutas de la camioneta blindada en la que viajaba el joven policía de 38 años. La agresión fue hecha desde un camión de palangana que interceptó al vehículo blindado, el cual fue objeto de fuego de fusilería a granel y granadas de mano. Entre los fusiles utilizados se encuentran el Barret calibre 50, capaz de perforar blindajes nivel 8 (como el del auto atacado) y que sorprendentemente puede ser adquirido con relativa facilidad en EEUU. Herido de tres balazos, muertos su chofer y un escolta, García Harfuch sobrevivió milagrosamente al ataque cuando estaba inhabilitado para defenderse. La rápida acción de la policía evitó que los sicarios incendiaran el auto con bombas molotov.

Los golpes dados por García Harfuch al CJNG explican el atentado. La causa más amplia radica en la efectividad de la estrategia anti-narcotráfico del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Ésta no está sustentada en una solución militar como la fallida de los gobiernos anteriores. Al parecer dicha estrategia está sustentada en el uso de la inteligencia, particularmente la financiera. A principios de junio el gobierno ayudado por la DEA, mediante el operativo Ágave Azul, congeló 1,939 cuentas bancarias de personas físicas (líderes, operadores financieros, familiares, abogados), empresas y fideicomisos vinculados al CJNG. Esto representa un golpe mucho más demoledor que los cruentos operativos militares que hemos presenciado en los últimos años. En febrero de 2020, Rubén, hijo del líder del CJNG Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, fue extraditado a EEUU y pocos días después, su hija Johana fue apresada en Washington D.C. El atentado contra García Harfuch es reacción de bestia herida y forma parte de un plan de magnicidios que contemplan al presidente López Obrador, al canciller Marcelo Ebrard, al jefe de la inteligencia financiera Santiago Nieto y al Secretario Nacional de Seguridad Publica Alfonso Durazo.

Edgardo Buscaglia, especialista en seguridad y narcotráfico, ha dicho que cuando el crimen organizado comienza a contemplar el magnicidio, es índice de que el Estado lo está golpeando en la parte medular de sus actividades. El periodista poblano Roberto Desachy ha publicado una nota en la que se afirma que en 2019 (el primer año de la 4T) se incrementaron en un 50% las denuncias de delitos contra la salud con respecto a 2018 (https://desdepuebla.com/2020/06/30/gobierno-de-lopez-obrador-supera-al-de-pena-nieto-en-mas-del-50-por-ciento-en-denuncias-por-delitos-contra-la-salud-del-fuero-federal/).

Contrariamente a lo que la derecha quiere hacer creer, observamos que una nueva concepción de la lucha contra el narcotráfico está funcionando. Por ello el narco está ladrando. Más aun, está mordiendo.

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