Alfonso Mata
En Guatemala a partir de ahora los focos de infecciones por coronavirus serán un misterio en cuanto a que serán muchas las fuentes y origen de aparecimiento de ellos y son pocas las pruebas que se hacen. Los vínculos directos con viajeros se vuelven más distantes, pues la causa del crecimiento de nuevos casos son las personas ya infectadas y transmisoras. Esto es lo que nos debe preocupar al pueblo y Estado.
De tal manera que a partir de ahora, cada vez serán más los casos reportados por el estado y los no reportados por este, que tendrán una historia epidemiológica poco clara; es decir, sin vinculación con los focos conocidos y controlados. Entramos a una etapa de control que se vuelve más difícil e imposible de realizar solo por el MSPAS.
Es ahora que es importante lanzar una campaña de información educación-acción adecuada a la población, para evitar una propagación fuera de control del coronavirus y para ello es necesario la formación de una población comprometida en el desarrollo de eventos de cómo identificar y rastrear de mejor forma nuevas infecciones y las autoridades nacionales deberán centrarse en esfuerzos sobre ello y definir específicamente que esperan de la participación de sus comunidades en ayuda a eso.
Por consiguiente, el estado a nivel nacional central, debe preocuparse ante ese nuevo acontecer del desarrollo del coronavirus de hacer buena relación con la prensa y los medios de comunicación y en segundo lugar en lugar de pelear con los gobiernos locales, debe desarrollar estrategias que fortalezcan los sistemas de información locales, pues los organismos públicos y privados locales, son los que deben controlar en un futuro el aparecimiento de brotes y su control y tratamiento y para eso, los canales de información completos y confiables resultan necesarios, pues de lo contrario, el trabajo de protección al contagio será cada vez más difícil ya que para que el trabajo del estado sea adecuado, sin información, es difícil fortalecer la solidaridad y la cooperación que son el fundamento preventivo para poder atacar el futuro del coronavirus.
Como población tenemos que tener claro que la ventaja que tuvimos de contener los brotes prácticamente se está cerrando con éxito. La circulación internacional como medio de contaminación deja ya de ser el problema fundamental y tiene ya su forma clara y precisa de controlarse. Nuestro problema será detección temprana y oportuna de casos sin vínculo de viajes como ya dijimos, que es ya el caso que se está generando con mayor intensidad en nuestro medio en estos momentos y que está demandando de contención ahora y futura.
¿Por qué es necesario la lucha contra la difusión descontrolada del coronavirus? Por muchas razones, pero veo una que es fundamental y debemos colocarla en primer plano. Los estudios sobre COVID-19 han demostrado consistentemente que la edad avanzada y la comorbilidad son los principales factores de riesgo de resultados adversos, complicaciones graves y mortalidad. Sin embargo, se desconoce con la precisión necesaria aún, cuál de estos componentes tiene el mayor poder pronóstico para la predicción de resultados adversos para la salud en COVID-19, porque existe una superposición sustancial entre ellos e igualmente cual es el verdadero mecanismo fisiopatológico que se pone en marcha, se sospecha que son muchos. Por consiguiente, la contaminación de individuos vulnerables por su condición de salud previa, favorece la presentación de la enfermedad atípica en adultos mayores que contribuye a un curso desfavorable de la enfermedad.
Ancianos abandonados, pobreza, mala nutrición, hacinamiento, residencias poco confiables parecen colocarles particularmente en riesgo de resultados adversos de COVID-19. Se puede especular que toda su vulnerabilidad se debe a una alta prevalencia de fragilidad en las instalaciones de sus hogares, de tal manera que, al mismo tiempo que se ataca el virus, se hace necesaria la atención de esos factores que vuelven mucho más vulnerables a ciertos hombres y mujeres de la tercera edad.
Por otro lado, existen adultos con una mayor vulnerabilidad a un evento estresante psicobiológicos, que tienden a verse más gravemente afectados por la enfermedad crónica en general y, a menudo, no recuperan su nivel básico de salud e independencia, en comparación con los no frágiles. Hasta la fecha, no hay consenso sobre una definición de fragilidad y los dos conceptos más relevantes son el modelo de fenotipo y el modelo de déficit acumulativo. Sobre estos, en una forma científica, el MSPAS se debería pronunciar y aunque no exista evidencia de que es el estado de fragilidad en sí, ya existen herramientas de detección para ello. Independientemente, el equilibrio entre el estado de fragilidad y la agudeza/gravedad de la enfermedad, debe medirse individualmente, teniendo en cuenta las preferencias y objetivos de atención de los pacientes.
El futuro de la erradicación del coronavirus radica en la vacuna. Mientras esta se logra, debemos estar conscientes que la obligación de mantenerlo a raya corresponde a todos, y eso va más allá de la acción de llanero solitario del MSPAS. En primer lugar, debemos entender que es difícil no reconocer la efectividad de la gestión de la crisis salubrista por parte de las autoridades guatemaltecas. Pero en relación al control de la evolución de la COVID-19 y de sus impactos socio-económicos, se ve con sobrada preocupación que las medidas tomadas son poco eficientes y efectivas y tanto los fallos del legislativo como el accionar del resto de órganos del Estado y la constante evidencia de la poca honestidad de la conducción de la inversión pública y la asignación y uso de fondos, hace temer no una crisis sino una catástrofe a corto plazo.
En segundo lugar, las medidas drásticas para detener la diseminación del virus no se han acompañado de medidas de cobertura social y económica adecuada a la población más necesitada producto de la contención empleada y que afecta a miles de ciudadanos. El estado debe adoptar con carácter de urgencia la opción de pruebas en masa y abordar con seriedad y equidad las consecuencias socioeconómicas y el ataque a las mismas. Creo que lo sucedido en Europa y Estados Unidos con la pandemia, nos deja claro el papel nefasto del capitalismo salvaje y la globalización del neoliberalismo en la producción y expansión de la pandemia y la elección para el gobierno guatemalteco, si es que aspira a salir de la pandemia sin daño, está en un trabajo desde ya por un mundo más libre, más justo y más unido encaminado a construir una socialdemocracia que concilie los principios de equidad, igualdad y solidaridad, dentro de nuestra sociedad.