Francisco Cáceres

caceresfra@gmail.com

Nació en Guatemala el 19 de Julio de 1938; tiene estudios universitarios y técnicos en ciencias jurídicas y sociales, administración empresarial, pública, finanzas, comunicación, mercadeo y publicidad. Empresario, directivo, consejero y ejecutivo en diversas entidades industriales, comerciales y de servicio a la comunidad. Por más de 28 años consecutivos ha sido columnista en este medio.

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Francisco Cáceres Barrios
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Los ciudadanos guatemaltecos somos mayores de edad y lo suficientemente maduros como para seguir viendo espectáculos circenses. Además de padecer las consecuencias del coronavirus COVID-19, la economía guatemalteca está sufriendo un embate terrible y de todo esto, la población ha sido tremendamente afectada. Entonces, ¿por qué no legislan nuestros diputados apegados a la ley como debe ser, dialogando con los organismos ejecutivo y legislativo y con el pueblo, al que se supone representan, con la formalidad y la seriedad forzosamente necesaria para hacerle frente a la necesidad de que no vayan a faltar los servicios esenciales tales como el agua potable, la energía eléctrica, la telefonía y tantos más?

Para payasadas ya tuvimos bastante en el período gubernamental anterior y las actuales circunstancias por las que está atravesando el país no están para montar shows como el que desgraciadamente nos tocó ver la semana pasada. Si bien es cierto que el pueblo delega para el ejercicio de su soberanía en los tres organismos del Estado y que la subordinación entre los mismos es prohibida, también lo es que una gran parte de la población está bien fregada, con el agua al cuello, sin empleo, sin recursos y sin visos de que la crisis se vaya a poder resolver en breve plazo. ¿Entonces, por qué no dialogar como gente seria y formal, preocupados por lo que nos está ocurriendo y así reducir, aunque sea un poco, la difícil situación con medidas paliativas?

Entiendo perfectamente que la capacidad de la mayoría de diputados no es precisamente la óptima y que por ello no saben o no entienden que “la luz” es una cosa y la “energía eléctrica” es una fuente renovable que genera el movimiento de electrones que impulsa determinado movimiento pero, señalar esas carencias en el momento actual, no es útil para construir y sí de mucho para destruir el trabajo productivo que ahora necesitamos más urgentemente. Por ello, también hay que comprender que lo que se necesita con urgencia es que no vaya a hacer falta el agua entubada en los hogares guatemaltecos, para que por su carencia venga a complicar todavía más la contención de la pandemia del coronavirus.

Por otra parte, hay que comprender que con una ley tan mal redactada como la de ese mal hadado Decreto 15-2020, era lógico esperar que se interpusieran no uno o dos, sino muchos más recursos de inconstitucionalidad, por lo que pronto provocaría que la población, la que ya está actualmente en las cuatro esquinas, pueda quedar todavía más amolada y por más tiempo.

De ahí que lo hecho por el presidente Giammattei de sentarse a dialogar con los personeros de las entidades que prestan servicios esenciales a la población para firmar un compromiso para no afectarla, ha caído como anillo al dedo y ustedes, señores diputados con su politiquería, han vuelto a quedar como su misma estampa, dándole otra vez la espalda a los intereses del pueblo.

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