Estamos a las puertas del verdadero inicio del ascenso de la curva del covid 19 por mucho que se quiera negar o esconder la cantidad real de personas infectadas será difícil hacerlo aunque siempre se pueden manipular. Día a día iremos conociendo como aumentan los casos de personas contagiadas por el virus hasta llegar al punto más álgido como ha sucedido en el resto del mundo, Guatemala no es ni será la excepción.
Desde el 13 de marzo fecha en que se anunció el primer caso, la actitud de la mayor parte de la población ha sido de resistencia al no querer aceptar lo que ha sucedido en el resto del mundo. Las medidas preventivas se iniciaron tardíamente; aún así, el toque de queda funcionó bastante bien la primera semana y como todos sabemos el Presidente con sus discursos convenció a sus gobernados de que no pasaba nada: todo bajo control. Lamentablemente, él mismo se encargó de flexibilizar las medidas a lo largo de cada semana no solo con su triunfalismo si no reafirmando en la población su actitud de aquí no pasa nada hasta llegar a la conferencia del domingo 26 de abril en donde de manera irresponsable ofrece a una población dura de entendedera la expectativa de que “SI SE PORTAN BIEN MUCHÁ” recibirán un premio –no hay otra forma de interpretarlo- “LAS MEDIDAS SE RELAJARAN”. Mensaje que puede interpretarse de muy diversas maneras.
Estamos tan solo asistiendo al inicio del largo y doloroso camino que tendremos que recorrer, en el día a día conoceremos –por mucho que se intente negarlo- las miles de personas infectadas. Hay falta de sabiduría, ausencia de sentido común, insensatez en lo que hace y dice el Presidente. De toda la publicidad a su favor que precede a cada una de sus conferencias de prensa podemos observar como el poder está centralizado en él con la venia de su equipo, hay un endiosamiento del “yo” presidencial.
La semana pasada tuve necesidad de salir a realizar unas gestiones a una institución bancaria, mi hija había salido del hospital después de un turno y en el mismo viaje deseaba hacer llegar unos víveres a una persona en el lado opuesto al nuestro, un poco perdidas tomamos el Boulevard Atanasio Tzul desde su inicio. Lo que vieron nuestros ojos es difícil de describir. Tanto en el camellón de en medio como en los costados había cantidad de ventas practicando el acercamiento social. A la altura de la Terminal aumentaba la aglomeración, era una feria. En nuestro recorrido por diferentes calles y avenidas pudimos observar personas sin mascarilla o colocadas en el mentón. En supermercados y bancos se observó que las utilizan debajo de la nariz. La ausencia de programas educativos es una deuda con el pueblo.
Mi objetivo no es generar pánico, sino todo lo contrario generar conciencia de la cruenta realidad que se avecina, vino para quedarse. Desconocemos el número de infectados que al presente existen entre portadores y casos en quienes se ha evidenciado el virus. No hay información veraz. En una o dos semanas seguramente el número de casos habrá aumentado significativamente.
Es indispensable ampliar y acelerar el número de pruebas a un número mucho más alto. Que no hay recursos, no es argumento válido, el gobierno debe asumir una postura de austeridad, recortar todo gasto que no sea dirigido a apoyar la pandemia, el desempleo y a la población vulnerable. Hay ayuda internacional a la que se puede acudir, países que están dispuestos a donar o a vender a precios mínimos el equipo indispensable para salvar las vidas de los más graves.
Por otro lado hay instituciones superfluas, tal el caso del PARLACEN y la SAAS, esta última debe dejar de gastar en jamón serrano y otras delicadezas.