Por Grecia Ortíz
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El medio estadounidense The Nation, dio a conocer un documento que obtuvieron en el que señala que el coronavirus COVID-19, se convirtió en la última excusa del presidente de Estados Unidos, Donald Trump con la que buscaría militarizar la frontera, pues la información señala que solicitaron más de 1 mil 500 tropas adicionales para proteger las fronteras de Canadá y México.
De acuerdo con el memorando interno del Departamento de Seguridad Nacional obtenido en exclusiva por The Nation, el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), solicitó la asistencia de 1 mil 500 miembros del personal militar de Estados Unidos, para la aplicación de las leyes fronterizas, citando un “potencial de propagación de enfermedades infecciosas” de migrantes.
La mayoría de los militares apoyarían operaciones de CBP en la frontera norte y 540 serían ubicados en la frontera suroeste y estarían hasta el 30 de septiembre.
“Las tropas estacionadas allí aumentarían la capacidad de CBP para proteger la salud pública y prevenir la propagación de COVID-19, otorgando a la Patrulla Fronteriza la capacidad de coordinar el uso operativo de los activos y recursos militares”, dice la nota del medio estadounidense.
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TROPAS AUMENTARÍAN
La medida podría traducirse en un aumento de las 5 mil 200 tropas que ya están en la frontera, debido a la declaración del presidente Trump de una emergencia nacional por inmigración indocumentada en febrero de 2019.
El memorando asegura que “cualquier entrada ilegal desconocida o no resuelta en los Estados Unidos entre puertos de entrada (POE), tiene potencial de propagar enfermedades infecciosas”, lo que al final sigue el lineamiento de la retórica del presidente estadounidense.
En varias ocasiones, Trump ha acusado a los migrantes mexicanos de llevar “tremendas enfermedades infecciosas”, señala el artículo.
The Nation, también publicó esta semana un documento sobre el COVID-19 y que pertenece al Departamento de Seguridad Nacional (DHS), en el cual señalaba que, migrantes detenidos por ICE, estaban siendo monitoreados y puestos en cuarentena en diez instalaciones distintas, además de 1 mil 444 empleados de DHS que estaban en cuarentena de precaución.
