Marco Tulio Trejo

mttrejopaiz@gmail.com

Soy periodista, comunicador social y un soñador creador de opinión pública, para hacer conciencia que permita mejorar los problemas sociales, económicos y políticos que nos aquejan y nos mantienen inmersos en una sociedad con pocas oportunidades de vida para las nuevas generaciones. Estoy convencido de la importancia que tiene la prensa, en el fortalecimiento de la democracia, para coadyuvar a la consolidación de un Estado de Derecho con una certeza jurídica y el lema de mi señor padre siempre fue: “la pluma no se vende, ni se alquila”.

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Marco Trejo

En estos momentos tenemos una pandemia que nos afecta la salud a más de 160 países en el mundo, en donde se han confirmado más de 200 mil casos y unas 8 mil muertes. Guatemala no se queda atrás y día a día vemos como sufren las cifras de casos detectados, vamos por 12 y todavía no se ha dado la curva del contagio máximo del virus, por lo que semana que viene es muy importante para conocer la situación en nuestra nación. 

Pero en toda esta crisis que afrontamos muchas naciones, nos encontramos que en las redes sociales nos está afectando una infodemia (ya denominada así por la Organización Mundial de la Salud –OMS-), la cual se caracteriza por llevar y traer información falsa, que lo único que causa es desinformación, zozobra, temor, miedo y pánico.

Todos hemos recibido más de alguna información, que nos pone a pensar que está pasando y nos hace entrar en pánico colectivo, incluso los más versados en la comunicación, sienten ese temor que inunda sus cincos sentidos. Las plataformas digitales debieran servir para educar, informar, actualizar y entretener a las sociedades, en donde ahora se ven inmersos en el dilema de detectar, las informaciones falsas, que nos están metiendo otro virus, en este caso de la desinformación.

Lo preocupante del caso es que la desinformación es inducida por personas interesadas en causar este miedo y temor dentro de la población, intereses políticos sobre todo e ideológicos, para afectar al oponente que se ve mermado en sus fuerzas, para enfocarse en lo que realmente debería de estar concentrado y que es procurar que el impacto de la pandemia sea lo menor posible.

El gobierno del doctor, menos mal que es médico, Alejandro Giammattei, ha tenido que dirigir y redoblar esfuerzos, de su oficina de comunicación presidencial, para desmentir cada información que se ve en el whatsapp, facebook, tuiter, Instagram, telegram, youtube, entre otros, donde la cosa se pone color de hormiga, en el momento que reciben este tipo de mensajes falsos.

Los irresponsables que se dedican a este menester, son personas de la sociedad guatemalteca, que venden este tipo de servicio, al mejor postor, para crear escenarios negativos contra personas, funcionarios, entidades, empresas y organizaciones, todo porque no pienso igual que ellos o simplemente porque le gusta causar zozobra y temor, ya que es un negocio rentable para los financistas del negocio.

Pero realmente lo que están provocando es algo más profundo, nos están llevando al caos, a cientos o miles de personas que usamos las redes sociales, por lo que se hace necesario que, el Congreso de la República, legisle para evitar este tipo de proceder que afecta el desenvolvimiento de una sociedad.

Se habla de que empresas serias han montado, los denominados netcenters (centros digitales), que utilizan tropas cibernéticas para crear cuentas falsas que realizan las prácticas de desinformación, las cuales son utilizadas en campañas electorales o bien para desacreditar al elegido y destruir su reputación.

Recientemente tuiter tomó la iniciativa, el mes pasado, de eliminar varios miles de cuentas que analizaron sus usos y sus contenidos para concluir que fueron abiertas en favor de determinado sector, para hacer campañas de influencia comercial y política. 

En Guatemala sucede otro fenómeno importante de mencionar, el cual es que cualquiera se cree periodista y trata de hacer el trabajo sin los parámetros de la ética, el periodismo no es un juego, conlleva un alto grado de responsabilidad, que permite hacer opinión pública en un país, pero que no afecte la verdad.

Otro mal que tenemos los guatemaltecos, es que reaccionamos y no pensamos, recibimos una información e inmediatamente la renviamos, sin leer mucho menos se analiza el contenido de lo que hemos compartido, con lo cual provocamos ansiedad en la persona que recibe la desinformación. Esto provoca pánico y afecta la realidad. 

Otro aspecto que se debe evaluar, es la responsabilidad de cada quien, ser periodista lo lleva implícito, nuestro compromiso es recabar información, verificarla, contrastarla y analizar si es pertinente, actual y verídica, no podemos estar a expensar de entes interesados que lo único que busca es contagiarnos, del nuevo virus, que es la infodemia.

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