El presidente Donald Trump camina en la Casa Blanca junto al líder opositor venezolano Juan Guaidó. FOTO LA HORA/AP/EVAN VUCCI.

Por DARLENE SUPERVILLE
WASHINGTON
Agencia AP

El líder opositor venezolano Juan Guaidó sostuvo una reunión largamente esperada con el presidente estadounidense Donald Trump, un momento culminante de una gira internacional dirigida a aumentar el apoyo a su campaña para derrocar al mandatario venezolano Nicolás Maduro.

Soldados alineados en la entrada de la Casa Blanca aguardaron la llegada de Guaidó. Trump salió a una alfombra roja y a un clima frío para recibir al líder venezolano y escoltarlo a la Oficina Oval para una reunión privada, después de caminar por el pórtico. Guaidó llevaba una corbata roja, al igual que Trump.

En la víspera Guaidó fue invitado al discurso del Estado de la Unión del presidente estadounidense. Los legisladores aplaudieron cuando Trump presentó a Guaidó como el «verdadero y legítimo» líder de Venezuela y llamó a Maduro un «tirano».

En un comunicado emitido ayer en la noche, la Casa Blanca dijo que Trump enfatizó el compromiso de Estados Unidos para poner fin a la «violenta y corrupta dictadura» de Maduro.

Trump y Guaidó hablaron de «la importancia de garantizar el retorno de la libertad para todos los venezolanos que promoverán y salvaguardarán un futuro próspero y democrático para el hemisferio occidental», dijo el portavoz Judd Deere.

El vicepresidente Mike Pence se reunió con Guaidó en el Capitolio antes de partir hacia Pensilvania. También estuvieron presentes los senadores Marco Rubio y Rick Scott, ambos republicanos por Florida.

Estados Unidos y casi 60 países más han afirmado que la elección de Maduro en 2018 fue ilegítima y que, como presidente de la Asamblea Nacional, Guaidó debería ser nombrado presidente interino como dicta la Constitución venezolana. Estas naciones responsabilizan a las políticas socialistas de Maduro de una crisis política y económica que amenaza la estabilidad de la región.

Maduro, sin embargo, sigue en el poder, habiendo enfrentado un levantamiento militar fallido, una breve reanudación de las protestas multitudinarias contra el gobierno, y las sanciones y otras medidas por parte de Estados Unidos para obligarlo a dejar el cargo.

«Ayer Donald Trump habló de aplastar y quebrar a Venezuela. ¿Aplastar a un país que es la cuna de los libertadores de América? Jamás, a Venezuela no la aplasta nadie», afirmó el mandatario venezolano el miércoles durante un acto de gobierno televisado. «Soy el presidente electo legítimamente, de acuerdo a la Constitución señor Donald Trump. ¡Basta de tu obsesión enfermiza!»

Sin mencionar directamente el encuentro entre Trump y Guaidó, Maduro afirmó que los asesores que tiene el mandatario estadounidense «te están llevando al fracaso al ponerte al pelele, al títere (Guaidó) al lado».

Guaidó salió de Venezuela en un momento en el que le quedaban pocas opciones y batallaba para atraer a un número significativo de personas a las calles para manifestarse contra Maduro.

El ímpetu de Guaidó tuvo un ligero repunte a principios de enero, cuando fue visto en imágenes ampliamente publicadas en las que aparecía discutiendo con la policía antidisturbios mientras trataba de saltar una valla e ingresar al edificio de la Asamblea Nacional.

«Señor presidente, por favor lleve este mensaje de regreso a su país», dijo Trump a Guaidó durante el discurso del martes. «Todos los estadounidenses están unidos con el pueblo venezolano en su justa lucha por la libertad».

La Casa Blanca señaló que Estados Unidos continuará trabajando con los países de la región para «enfrentar la dictadura ilegítima de Venezuela» y garantizar un futuro «democrático y próspero» para su gente.

Robert O’Brien, el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, pidió el miércoles a Rusia, China y Cuba que dejen de apoyar a Maduro. Apuntó que Maduro carece del respaldo de su pueblo y que está «ejerciendo tiranía» sobre ellos.

«Pedimos a los chinos, rusos y cubanos dejar todo esto de lado y salir de Venezuela, y dejar que los venezolanos controlen su propio destino», comentó O’Brien a un grupo de embajadores en Estados Unidos.

Venezuela ha sido prioridad en Latinoamérica para el gobierno de Trump, que hace un año fue el primero de muchos en reconocer a Guaidó como presidente.

El gobierno de Estados Unidos ha emprendido lo que llama una campaña de sanciones de «máxima presión» y otro tipo de medidas con el objetivo acelerar la salida de Maduro del cargo, pero éste se ha mantenido en el poder.

El senador demócrata Chris Murphy criticó el enfoque de Trump, y tuiteó que la postura del mandatario estadounidense de que Maduro debería de renunciar luego de que Estados Unidos reconoció a Guaidó como el líder del país «era una idea, no una estrategia, y no tenía ninguna esperanza de funcionar».

Rusia tiene una alianza política, militar y económica con Venezuela que se forjó bajo el mando del predecesor de Maduro, Hugo Chávez. Venezuela tiene problemas para pagar miles de millones de dólares en préstamos a Moscú, y aproximadamente la mitad de la deuda es a la petrolera estatal rusa Rosneft.

O’Brien dijo que en las próximas semanas el gobierno de Trump sopesará si imponer sanciones a Rosneft por ayudar a proporcionar un sustento a Maduro.

La presencia de Guaidó en el discurso el martes fue una sorpresa debido a que desde hace tiempo buscaba sostener una reunión con Trump, su aliado internacional más importante.

Guaidó visitó Miami el sábado, no muy lejos del sitio donde Trump pasó el fin de semana en su complejo ubicado en Palm Beach, Florida, pero los líderes no se reunieron ahí. El venezolano ha emprendido una gira internacional de dos semanas que lo llevó primero a Colombia, y luego a Europa y Canadá, donde buscó más ayuda internacional para derrocar a Maduro.

A principios del año pasado, el gobierno de Venezuela le prohibió a Guaidó salir del país, después de que fue objeto de una investigación y se le acusó de violar la Constitución al desafiar a Maduro. Es la segunda ocasión que desobedece la prohibición, en ambas para reunir apoyo internacional, corriendo el riesgo de ser arrestado en cuanto toque suelo venezolano.

El gobierno estadounidense prometió el miércoles «consecuencias muy graves» para Maduro si interfiere o lastima a Guaidó a su regreso a Venezuela.

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