Por STEVE DOUGLAS
Agencia AP
El enorme y brillante anillo en la mano derecha, más el reloj incrustado de diamantes que lucía en su muñeca izquierda reflejan cómo le cambió la vida a Andy Ruiz Jr. tras proclamarse campeón mundial de peso pesado.
Pero fue otro detalle en su atuendo lo que captó más la atención cuando el corpulento mexicano se vio cara a cara con Anthony Joshua previo a su revancha el sábado en Arabia Saudita.
Para la última rueda de prensa antes del combate, Ruiz se presentó con una camiseta de los Knicks de Nueva York, otro recordatorio a Joshua de aquella funesta noche en el Madison Square Garden en junio, cuando perdió sus tres cinturones de peso pesado en una de las mayores sorpresas del boxeo de los últimos años.
«Ahí fue donde conseguí la primera victoria el 1 de junio y por eso la traje», dijo Ruiz, refiriéndose a la camiseta. «La uso para hacerme recordar algo: ‘yo soy el campeón'».
Y Ruiz realmente ha capitalizado al máximo su nueva condición en los últimos cinco meses. Una de las primeras cosas que hizo fue comprarle un auto a su madre, Felicitas, y también presume de su lujosa nueva mansión en California, repleta con una fuente y piscina, en sus redes sociales. También fue recibido por el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, y tiró el primer lanzamiento ceremonial en un juego de los Dodgers de Los Ángeles.
Básicamente cosas que nunca se hubiera imaginado hacer cuando mezclaba cemento con su padre, Andrés, siendo un chiquillo. Y hasta recién en 2017 se pasó un año entero sin pelear tras una derrota ante Joseph Parker en la que fue su único pelea de título mundial. Se le menospreciaba como aspirante a un campeonato mundial, era objeto de burlas por su físico regordete, pese a que sus manos rápidas y otras destrezas apuntaban a que era un boxeador talentoso.
Ruiz no tiene otro remedio que subrayar que nada más está disfrutando su presente, sin distraerse del objetivo algo que Joshua reconoce hizo previo a la primera pelea.
«De ninguna manera voy a soltar estos cinturones», dijo Ruiz al observar las diademas de la OMB, AMB y FIB que tenía en frente de él. «Moriré luchando. Ha sido como una montaña rusa, pero he podido llegar hasta acá, y de ninguna manera los voy a soltar».
Ruiz sabe que se encontrará con Joshua distinto esta vez. Más enfocado y determinado, Joshua entiende que se juega reflotar su carrera tras ser derribado cuatro veces antes que el combate fuera detenido en el séptimo asalto en Nueva York.
Será la primera pelea de campeonato mundial en Medio Oriente, rodeada de polémica por los cuestionamientos sobre derechos humanos en Arabia Saudita. Recibió el nombre de «La Batalla de las Dunas». Joshua prefiere denominarla como la «16», en referencia a la 16ta pelea de su carrera cuando conquistó su primer título mundial.