Edgar Villanueva
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Hoy finalizamos el ejercicio de pasar de la crítica a la propuesta que empezáramos hace casi 4 meses. Estamos terminando con casi 40 recomendaciones para el gobierno del doctor Alejandro Giammattei a través de una dinámica abierta de análisis, que tenía como objetivo hacer un mejor uso de nuestro tiempo como columnista para ustedes los lectores.

Llegamos al último de los Ministerios, el más nuevo, el de Desarrollo Social. Y procedemos a hacerle las tres recomendaciones finales.

Primero, se debe de transparentar al 100% el desembolso de recursos del MIDES. Lamentablemente, el Ministerio que más ayuda podría traer a los más necesitados, es uno de los más señalados de corrupción, de nepotismo y de favorecer a las ONG vinculadas con políticos y con grupos que actúan al margen de la ley. Jugamos con los fondos que podrían tener un impacto directo en las poblaciones más vulnerables y esto debe de parar. Doctor Giammattei, yo sugiero empezar por hacer una auditoría completa del MIDES, desde su planilla hasta el destino de los fondos de este.

Segundo, espero que las intervenciones del MIDES se focalicen en desnutrición crónica. Si queremos salir adelante, lo primero que hay que hacer es erradicar este mal, pues nos impide que las otras dos grandes prioridades nacionales (educación y salud) tengan los impactos que deberían de tener. El desarrollo social se viste de muchas formas, algunas más eficientes que otras, en el caso de Guatemala la respuesta es simple, empecemos por desnutrición crónica para que todo lo demás tenga mayor alcance.

Finalmente, sugiero que el MIDES concentre su trabajo en municipios estratégicos. Inicialmente debería de enfocarse en aquellos donde la desnutrición crónica es alta y posteriormente ampliarse hacia aquellos donde se pueden generar oportunidades económicas. En el segundo tipo de territorios, tendrá la ventaja que puede ampliar sus alianzas con el sector privado local de manera más eficiente y apalancar recursos que permitan acelerar el desarrollo de estos municipios.

Quisiera cerrar este ciclo indicando que, nada tendrá los efectos deseados si no enfrentamos la corrupción a todo nivel. La corrupción no solo corroe la institucionalidad, sino que distorsiona la economía y retrasa desarrollo. Sin un enfrentamiento directo de este flagelo, todos los buenos programas de Gobierno tendrán menos impacto. Pretender desarrollo sin enfrentar la corrupción es como echarle agua en el tanque de gasolina a un Formula 1, aunque esté hecho para la velocidad, no podrá desarrollar la requerida para ganar la carrera.

En este sentido es importante indicar, que enfrentar la corrupción va más allá de su judicialización, sin hacer de menos la importancia de esta. Empieza por incluir los mecanismos y tecnologías que transparenten la gestión pública a tal nivel, que cualquier anomalía sea fácilmente identificable. Pasa por depurar las instituciones ante la simple sospecha de malas prácticas y a endurecer las pruebas de confianza a las que son sometidos aquellos en puestos claves. Pasa por que el Gobierno se comprometa y la ciudadanía confíe y fiscalice, midamos el trabajo del MIDES.

Cartas del Lector

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