Catalina Barrios y Barrios
Escritora

Cada Azahar es un nido,
Adentro
Hay un lucero dormido.
(Francisco Méndez)

No es posible dejarte en el camino de la vida, pero llevaste los volcanes de la patria entre los ojos, las olas del mar, juguetonas de espuma, entre las manos. El eco de tu voz quedó enredado en las ramas de un naranjo y el recuerdo de tus pasos profanan el silencio de mi casa. Tus palabras vibran como ecos en las altas cumbres de tu tierra. Tu lenguaje suena en el murmullo del viento lejano. Tu estatura ocupa las sombras de la noche. Tu figura se dibuja en el agua de los ríos que mojaron tus pies algunas veces. Las letras de tu nombre se limpian con el viento porque sangran en los ojos que las miran a distancia.

Acaso vuelvas en las risas de quienes supieron de tus ingenuidades. Acaso vuelvas en los días de luz que iluminó tu frente. Acaso estés presente en fechas de calendarios rotos. Acaso vibres en los labios que te nombran o en el lente de alguna cámara indiscreta. Tu nombre está, seguramente, en letras en tu firma, cierto, auténtico pero inerte, aunque pueda sonar si alguien te llama, pero quedo, como si no quisiera despertarte, porque, supuestamente, estás dormido, como suelen pensar los que saben que vives en un sueño, como queriendo romper las mentiras de tu ausencia, para resucitarte en diálogos de parientes. Esto y tanto más, amigo, así decían ellos en el frío azul junto a la luna que llenó de luz tu infancia. Pero sabes todo pasó, lo bueno es haberte visto, conocerte, más años de lo imprevisto y que ahora ya no sufres, amigo de las nubes, de los cantos de los ángeles o de los santos y que puedes ser un rayo de luz que nos alumbre en la oscuridad de nuestras dudas, superadas por ti, al cruzar algunos mares que todavía no hemos visto.

El tiempo detiene angustias y dolores. Los días van pasando, silenciosos, como si rezaran letanías de paz y de concordia, de obediencia y conformidad. No es posible definir la distancia entre lejanía y ausencia. Las ideas encontradas, aunque estudiadas por sabios y pensadores, siempre vuelven a la ignorancia de un mundo invisible, a la nada, como estrellas fugaces perdidas en el infinito o como el agua que se escapa entre los dedos, ya no podemos recogerla. Imposible.

Artículo anteriorGuatePhoto
Artículo siguientePoesía