Jorge Santos
En 1920 fue inscrito el Partido Unionista por el Régimen Dictatorial de Manuel Estrada Cabrera, quien ejercía el poder desde 1898. Esta inscripción del Partido Unionista (el cual no tiene nada que ver con el actual partido fascista que ocupa el edificio de La Loba), resultaría vital ya que eran la muestra del crecimiento de las movilizaciones sociales y el agotamiento ciudadano frente a la dictadura. De tal que y luego de mucha presión la Asamblea Nacional Legislativa declaró mentalmente incapaz a Manuel Estrada Cabrera para ejercer la presidencia.
Esta decisión que precipitó los hechos de violencia que derrocarían al Dictador, fue la consecuencia de acciones que rayaban en el ridículo, la impunidad y el despotismo a lo largo de más de veinte años de ejercicio en el poder. Ejemplo de ello, fueron las elecciones previas a su cuarto mandato, las cuales a pesar de que en Guatemala habían dos millones de habitantes, los resultados electorales daban el triunfo al tirano con más de diez millones de votos.
Este tirano llegó al poder sin hacer mucha bulla, sin embargo, una vez en él (después del asesinato de Reyna Barrios) cometió todo tipo de arbitrariedades y abuso de poder, se extralimitó en sus funciones, se aseguró de cometer tales actos de corrupción que terminó obscenamente rico. Fueron varios los aduladores de este dictador, que terminó sólo. Hoy luego de más de noventa años, la historia tiene muchas similitudes.
Luego de la caída estrepitosa del Partido Patriota, las elecciones de 2015 abrieron la puerta a lo que la modernidad y la alienación han dado por llamar un outsider. En aquel momento el candidato outsider llevaba debajo del brazo una candidatura fracasada para la alcaldía en Mixco y un malogrado programa “cómico” en televisión. Ni corrupto, ni mentiroso refería el lema de campaña que adormeció al electorado ansioso de encontrar a una figura que le salvara de la enorme crisis en el Estado. Poca iba a ser la sorpresa de quienes le votaron, al identificar que Jimmy Morales y FCN-Nación se convirtieron en la puerta al abismo.
Desde el 14 de enero de 2016, Jimmy Morales, su partido político, sus asesores y su Gabinete de gobierno se enrumban hacia la imposición de un dictadura sanguinaria, tal cual la fue construyendo Estrada Cabrera el eterno presidente interino. Es este gobierno, el que se niega a cumplir resoluciones de la Corte de Constitucionalidad, el que abandona a la población a su suerte, el que no atiende las emergencias, pero sí la corrupción y la impunidad. A este gobierno que dos religiones le han servido de aliados, que cierra espacios de participación política, que dice estupidez tras estupidez, que no tiene otra agenda que reprimir cualquier atisbo de justicia y que le importa poco o nada la pobreza, la exclusión, la inequidad, el racismo; sí, a este gobierno será necesario declararlo mentalmente incapaz y repetir la gesta del derrocamiento de 1920 contra el tirano y ser capaces de construir otra Nación.