Eduardo Blandón

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Fecha de nacimiento: 21 de mayo 1968. Profesor de Filosofía, amante de la literatura, fanático de la tecnología y enamorado del periodismo. Sueño con un país en el que la convivencia sea posible y el desarrollo una realidad que favorezca la felicidad de todos. Tengo la convicción de que este país es hermoso y que los que vivimos en él, con todo, somos afortunados.

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Eduardo Blandón

Nunca es demasiado temprano para referirse a las elecciones si consideramos que el ejercicio político tiene sentido desde la consecución del poder.  Facultad, eso sí, que en teoría debe estar al servicio de la comunidad ciudadana a la que se sirve.  En consecuencia, así se critique o se apruebe sonriente cualquier práctica en el ámbito político está dirigido al mantenimiento u obtención de ese poder.

Así lo confirma Leo Strauss en un ensayo titulado “¿Qué es filosofía política?”: 

“Toda acción política está encaminada a la conservación o al cambio. Cuando deseamos conservar tratamos de evitar el cambio hacia lo peor; cuando deseamos cambiar, tratamos de actualizar algo mejor. Toda acción política, pues, está dirigida por nuestro pensamiento sobre lo mejor y lo peor”.

El problema es saber a qué se refiere “lo mejor y lo peor”.  Porque está visto que, como ha sucedido quizá en todos los tiempos, lo mejor ha estado vinculado a las ventajas personales o corporativas, no necesariamente al provecho de las mayorías vulnerables en un contexto social determinado.

Desde ese horizonte es comprensible la andanada de crítica dirigida contra la exfiscal Thelma Aldana al reunirse con diversos sectores para la conformación de una plataforma política para su participación en las próximas elecciones.  “Lo único que nos preocupa con el tema de participación de Thelma Aldana, esto se sabía desde hace un año, ella utilizó el Ministerio Público como una plataforma política. Ella desde hace un año se dedicó a trabajar en una plataforma política, por eso es que se dedicó a investigar y perseguir políticos, para limpiar la mesa para su candidatura”, afirmó raudo, el jefe de bloque de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), Orlando Blanco.

En el escenario político la sorna y la crítica es parte del paquete y no debe apenas escandalizarnos, siempre que sea un juego limpio, ético o enmarcado dentro de la ley.  Como ciudadanos debemos situarnos al margen la cháchara política y las claves interpretativas que intentarán establecer como marco que guíe nuestras preferencias. Ello exige un examen que trascienda los ataques personales (conjeturas, conspiraciones y acusaciones infundadas) para centrarnos en planes, proyectos y equipos.

Con todo, es fácil solo decirlo.  Los índices de contaminación son tales en medio de la tormenta electoral que la visión se nubla y la bruma nos desorienta.  Así, a las puertas de las elecciones la duda campea en nuestros espíritus para dar paso al escepticismo total, el desánimo y a veces la indiferencia.  Un coctel provocado por la clase política para provecho y ventura de sus propios proyectos.

A causa de ello, debemos sobreponernos con energía y fortalecer nuestro juicio para sostener nuestras decisiones con el mayor criterio posible.  No ceder a la sensiblería de las canciones, los eslóganes pegajosos ni la publicidad mercadotécnica que ofrece generosa al mejor estilo populista.  Ser conscientes de la responsabilidad histórica del momento que condicionará el presente y el futuro próximo de las generaciones venideras.  No es cosa fácil, pero, de verdad, hay que practicar cierta inteligencia ciudadana de corte electoral.

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