Adolfo Mazariegos

Politólogo y escritor, con estudios de posgrado en Gestión Pública. Actualmente catedrático en la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos de Guatemala y consultor independiente en temas de formación política y ciudadana, problemática social y migrantes. Autor de varias obras, tanto en el género de la narrativa como en el marco de las ciencias sociales.

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Adolfo Mazariegos

En una breve publicación que leí recientemente se expresaba cierta preocupación por el hecho de que Guatemala se encuentre en un proceso de crecimiento que podría catalogarse como crecimiento cero, situación que, de ser así, tendría que encender obviamente más de alguna alarma en distintos sectores tanto políticos como económicos y financieros del país. De hecho –extraoficialmente– se ha sabido que el Banco de Guatemala ha realizado (o realiza actualmente, no lo sé) una revisión de los índices de crecimiento económico del país, en virtud de que todo apunta a que dicho crecimiento es de aproximadamente 2.5 por ciento, porcentaje que de por sí ya es considerablemente bajo y que aparentemente es igual al del crecimiento actual de la población (también, sin datos oficiales ni fuente científico-social al respecto, se hace la salvedad) lo cual, justamente, en términos generales, daría un crecimiento igual a cero. En tal sentido, vale la pena traer a colación algunas situaciones que, aunque a simple vista pueden parecer asuntos distintos o ajenos al caso de Guatemala, ciertamente tienen alguna relación, a saber. Recientemente el Institute of International Finance –IIF– (institución privada con sede en Washington y representaciones en Europa, Asia y Emiratos Árabes Unidos, cuya labor se centra en recabar y analizar información económica a nivel global que puede ser de utilidad en el manejo de situaciones de riesgo en la industria en función de un crecimiento económico estable y sostenido), anunció los resultados de una de sus investigaciones en la que se evidenciaron serios problemas de endeudamiento a nivel global, lo cual es un asunto problemático y alarmante si el nivel de crecimiento económico es bajo, ya que ello puede convertirse en óbice para el cumplimiento de las obligaciones del Estado. Adicionalmente, existe en curso una suerte de guerra comercial que a decir de muchos, ha sido desatada por el presidente Donald Trump y que podría de alguna manera (por distintas razones) constituirse en freno al crecimiento económico de muchos países, lo cual también podría traer consigo el estancamiento de la economía a nivel global. Si eso llegara a suceder, ¿se vería afectada Guatemala? De alguna manera sí, puesto que lo que sucede en las grandes economías del mundo (particularmente aquellas con las que se tiene relaciones comerciales directas), suele tener efectos en las economías menores como la de Guatemala y las de otros países con similares situaciones y/o condiciones. Además del hecho de que si el país tiene un crecimiento económico cero, le sería más complicado hacer frente a sus compromisos económico-financieros (y de inversión) lo cual se vería reflejado por supuesto en el día a día de la población. Ahora, hay algo que también vale la pena considerar: la economía de los Estados es una cosa, pero es innegable que está íntimamente ligada a los procesos político-sociales que les afectan, y de esa cuenta, las crisis de orden económico-financiero, pueden ser la cortina perfecta para cubrir eventos de los cuales se quiere distraer la atención…, nunca se sabe.

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