Javier Monterroso

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Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales con Maestría y estudios de postgrado en Derecho Constitucional, desde hace más de 15 años trabaja como consultor en materia de justicia penal, seguridad ciudadana e incidencia política para agencias de cooperación internacional y organizaciones de la sociedad civil, catedrático universitario de grado y postgrado en la facultad de Derecho de la USAC, ex secretario privado del Ministerio Público de Guatemala.

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Javier Monterroso

Justo como se había vaticinado apenas terminó el Mundial de Fútbol y arrancó la carrera electoral. Desde la semana pasada varios actores comenzaron a manifestar su interés en participar en las próximas elecciones, y como se plantea en un reportaje del matutino Prensa Libre del martes 24 de julio, a la fecha hay al menos quince personas que se perfilan como posibles candidatos presidenciales por los diversos partidos políticos. La oferta electoral es variopinta y cabe destacar que al menos cuatro mujeres han manifestado su interés por ser candidatas presidenciales, lo cual es un avance en términos de participación política de ese sector, no así en el caso de los pueblos indígenas, pues hasta ahora ningún líder indígena ha dicho que quiere participar en la contienda presidencial.

A menos de un año de las elecciones generales no me cabe duda de que aún faltan por aparecer más candidatos a la Presidencia, pero siendo honestos, la lucha electoral no se librará entre veinte candidatos, pues la mayoría de ellos no llegará ni al 5% de votos, a la fecha identifico cuatro candidatos con opciones reales para la Presidencia: Thelma Aldana, Sandra Torres, Alejandro Giammattei y Edwin Escobar, analicemos fortalezas y debilidades de cada uno de ellos.

Thelma Aldana, sin duda la exfiscal general tiene un importante apoyo popular en las capas medias urbanas, sobre todo entre los jóvenes que la admiran por su trabajo en la lucha contra la corrupción, según varias encuestas logró posicionar al Ministerio Público como la institución nacional más confiable y, además, tiene en su currículum haber sido Presidenta del Organismo Judicial, es decir conoce la administración pública. En contra tiene en primer lugar la debilidad de los partidos políticos que la postulan, en el caso de Encuentro por Guatemala a pesar de tener muchos años sigue siendo un partido débil organizativamente y su voto se focaliza en la ciudad y el departamento de Guatemala, además su líder Nineth Montenegro tiene más de veinte años en el Congreso y varios de sus diputados buscarán la reelección, lo que afectará el discurso de la nueva política que quiere plantear Aldana. Y si se decanta por el Movimiento Semilla es un partido que apenas se estará inscribiendo para la convocatoria a elecciones, por lo que su organización partidaria es aún más incipiente. Otro factor a tomar en cuenta es que los grupos contrarios a la exfiscal y que fueron afectados por casos penales harán hasta lo imposible por frenar su candidatura, preveo que tendrá que pasar varias impugnaciones y obstáculos para su inscripción.

Sandra Torres, sin duda, cuenta con una organización partidaria sólida, la UNE posiblemente sea la única organización política con presencia en los 340 municipios del país, la candidata es, además, ampliamente conocida y ha mostrado su eficiencia como administradora de los programas sociales en el primer gobierno de la UNE, cuenta, además, con varios diputados y acaldes con liderazgo local que moverán a sus bases al momento de la elección, sobre todo en los municipios y departamentos más alejados de la capital. Sin embargo, la ex primera dama tiene un fuerte voto en contra en las zonas urbanas y entre las clases medias, y al igual que Aldana tendrá que enfrentar al arraigado machismo y conservadurismo del guatemalteco.

Los otros candidatos con posibilidades son Alejandro Giammattei que contaría con el apoyo de los sectores más conservadores del país, y Edwin Escobar que cuenta con el apoyo de muchos alcaldes, pero que encarna la forma tradicional de hacer política en el país, ambos tienen poca organización partidaria, pero posibilidades de ser decisivos en una eventual segunda vuelta.

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